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El Liverpool no consigue domar a un Manchester City que pudo ganar en la última jugada

Empate a dos goles entre los candidatos al título de la Premier League

Riyad Mahrez, del Manchester City, lamentándose por la última acción del partido contra el Liverpool / Shaun Botterill

Riyad Mahrez, del Manchester City, lamentándose por la última acción del partido contra el Liverpool

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Dos equipos, dos estilos y dos maneras de entender el fútbol. Eso era lo que se enfrentaba en la tarde del domingo. Dos candidatos al título de la Premier League y de la Champions. La última liga fue para el Manchester City, la anterior para el Liverpool. Con 24 puntos por delante y tan solo uno de distancia, se medían en un partido que podía ser determinante para el devenir del campeonato. La ida terminó 2-2, la vuelta más de lo mismo.

Cómo fue el partido del Liverpool y el Manchester City

Se antojaba un partido de altos vueltos y vaya si lo fue. La intensidad y la garra que caracterizan a la máxima competición inglesa se vio plasmada en los primeros compases del encuentro. No marchaban ni tres minutos de encuentro cuando Sterling tuvo la primera ocasión clara del partido que despejó Alisson con el pie, emulando la pose de Casillas en la final del Mundial. De poco le sirvió al equipo dirigido por Jürgen Klopp que sucumbió al latigazo de Kevin de Bruyne, el cual necesitó el fortuito toque de Matip para significar el primer tanto del encuentro.

Los reds salieron nerviosos al Etihad Stadium y no se encontraban a gusto con lo que sucedía sobre el verde. Erráticos en los pases y torpes en la presión alta. Pero llegó justo lo que necesitaban para apaciguar las aguas: el gol. Bajo la seña de identidad de este equipo cayó el empate. Balón de lateral a lateral y remate en bandeja del delantero. Jota ponía el 1-1 y nivelaba la balanza de todo. Se apreciaba mucha intensidad, juego vertical, sin titubeos, puro fútbol inglés en el encuentro de la jornada. Tanto fue así que el líder quiso demostrar porque lo es y empezó a contrarrestar al Liverpool. La espalda de Trent Alexander-Arnold empezó a ser el agujero negro de los visitantes y Guardiola lo detectó antes que nadie mediante balones largos, pocas posesiones largas, juego vertical, eléctrico y atractivo.

Gabriel Jesus, marcando el segundo tanto del Manchester City

Gabriel Jesus, marcando el segundo tanto del Manchester City / Robbie Jay Barratt - AMA

Gabriel Jesus, marcando el segundo tanto del Manchester City

Gabriel Jesus, marcando el segundo tanto del Manchester City / Robbie Jay Barratt - AMA

Sin embargo, no fue haciendo esto último como consiguió volver a ponerse por delante. Si que fue, otra vez, Cancelo quien comenzaba haciendo daño, ahora como asistente, para darle el gol en bandeja al segundo palo a Gabriel Jesus. La dinámica del partido invitaba a pensar que el Liverpool reaccionaría rápido y lo hizo. Pero Laporte se encargó de borrar las ilusiones reds, además de marcar el tercero, pero en fuera de juego.

El técnico alemán dio en la tecla durante el entreacto y poco tardó en plasmarlo. Primera jugada del segundo tiempo y, el talento de Salah, sumado a la determinación de Mané, ponían el 2-2. Los Sky Blues no lo habían visualizado durante el descanso. El contrapie del City provocó que estos mismos se tuviesen que arremangar para volver a imponer su juego. Vuelta al trabajo y a buscar los espacios de los que tanto habla su técnico.

Gol de Sadio Mane en el Etihad Stadium

Gol de Sadio Mane en el Etihad Stadium / Martin Rickett - PA Images

Gol de Sadio Mane en el Etihad Stadium

Gol de Sadio Mane en el Etihad Stadium / Martin Rickett - PA Images

El ritmo desfalleció

Tras una hora de encuentro y el gol anulado a Sterling, el duelo empezó a calmarse. El ritmo impuesto por ambos desde el inicio empezó a hacer mella en los protagonistas a partir del minuto 60 y el cansancio se hizo visible. Ya no había las mismas piernas para correr detrás del balón y mostrarse en jugadas eléctricas.

Los entrenadores trataron de remediar esto con los cambios, introduciendo desequilibrio y gol, pero nada. Solo Mahrez estuvo cerca de conseguir la machada con un lanzamiento de falta que dibujó una parabola imposible, el cual terminó por estrellarse en la madera. Y con la 'cuchara' que protagonizó en la última jugada del partido. Lo quiso más en los últimos compases el City mientras el Liverpool se resignó al empate. Todo sigue igual en el país británico.

Javier Nácher

Javier Nácher

Redactor de deportes en la Cadena SER. Valenciano en Madrid

 
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