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Nervios y expectación ante el regreso del Cristo Negro de Cáceres

Antes del coronavirus el desfile ha llegado a congregar a 15.000 personas en el casco histórico. Desde la Cofradía piden “civismo y mascarillas” a los asistentes para “evitar riesgos innecesarios”

Procesión del Cristo Negro / Alfonso Polo Haccart 616688441

Cáceres

El afamado Cristo Negro volverá a recorrer el casco histórico de Cáceres en la medianoche del Miércoles Santo, en una singular procesión medievalista que genera “nervios y expectación” entre vecinos y turistas, y que recuperará la estampa de un cortejo fúnebre, con la luz de las antorchas y el acompañamiento de un timbal y una esquila.

El mayordomo de la Hermandad del Cristo Negro, Alonso Corrales Gaitán, no da abasto entre todas las peticiones que tiene que gestionar horas antes de que regrese a la ciudadela medieval la imagen de esta singular talla anónima de madera negra, que data del siglo XIV, y que los dos últimos años no ha podido salir en procesión a causa de la pandemia.

El mayordomo de esta cofradía (fundada el 3 de mayo de 1490) ha reconocido sentirse algo desbordado: “la gente está muy nerviosa. Nos contactan constantemente para saber si vamos a procesionar, y desde los hoteles nos trasladan la expectación de los viajeros ante este regreso”. “Esperábamos no levantar demasiado ruido para evitar las aglomeraciones. Seguimos en pandemia, y nos preocupa que muchos de los hermanos que procesionan son mayores y se exponen a contagiarse”, ha indicado Corrales, conocedor de que antes del coronavirus congregaban a 15.000 personas en el casco histórico de Cáceres. Por eso, piden “civismo y mascarillas” a los asistentes para “evitar riesgos innecesarios a los hermanos” de la cofradía.

La hermandad ha mantenido varias reuniones con el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, y con el nuevo obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido, para abordar el asunto de las aglomeraciones. “Asumimos nuestras obligaciones de puertas adentro, en el templo, pero no podemos hacernos responsables del discurrir de la procesión”, ha señalado. La hermandad ha impuesto que, para entrar en la concatedral de Santa María, de donde parte la procesión, se requiera el certificado covid a todos los integrantes. “Saldremos con mascarillas y esperamos que la gente también la lleve durante todo el recorrido”, ha dicho el mayordomo, que ha considerado que la zona más peligrosa se ubica en la subida de los adarves, “porque las vías se estrechan mucho; pedimos que busquen otros sitios más amplios para apostarse”.

Corrales ha recordado cómo “ha habido años en que la gente quería tocar el Cristo Negro a su paso. Estas imágenes deben evitarse ahora con el covid”. La Policía Local, según la hermandad, colocará vallas en algunas zonas para “intentar controlar la afluencia de personas”.

Se trata de uno de los puntos álgidos de la Pasión cacereña, de Interés Turístico Internacional, cuya procesión la hermandad recuperó en 1986, y que tiene 4.000 personas en lista de espera para poder desfilar, ya que se impone un "estricto" numerus clausus. Este año, esa lista de espera se ha movido porque, “aunque no se ha producido el fallecimiento de ningún hermano, algunos están con secuelas del covid o no quieren desfilar para no exponerse”, ha aclarado. Esto ha provocado que vayan a desfilar hermanos apuntados desde el año 1990, 91 y 92.

Medios de comunicación nacionales y portugueses ya han solicitado cubrir la procesión. “Nos preguntan si vamos a hacer algo extraordinario tras dos años; lo extraordinario es poder salir a la calle”, exclama Alonso Corrales sobre esta inusitada procesión de carácter medieval, cuyas imágenes han sido captadas por medios internacionales como el National Geographic o el Washington Post, que han acrecentado su popularidad.

 
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