Fútbol

2-1. La UD Ibiza merece más en Burgos, pero vuelve a pagar caros los errores

Los ibicencos han generado más ocasiones de gol ante un rival que fue más efectivo

Juanma celebrando el gol en una imagen de La Liga / Cadena SER

Ibiza

La UD Ibiza regresa de vacío de Burgos en un choque cuyo resultado no explica lo que se ha visto sobre el terreno de juego. El equipo ibicenco ha generado más ocasiones de gol, algunas muy claras, ha tenido la posesión, ha hecho una segunda parte para ganar, y apenas ha sufrido en su área, pero el conjunto celeste se ha visto penalizado en dos acciones aisladas en las que ha vuelto a ser víctima de sus propios errores. Ya se sabe que los fallos forman parte del fútbol y sin ellos faltarían los goles en muchos partidos, pero encadenarlos en una misma jugada ya es menos habitual. La UD Ibiza se ha visto por detrás en el marcador en una primera parte en la que no estaba pasando nada. Y cuando había igualado el choque tras el descanso y veía cerca la victoria ha regalado un penalti. Regalos y más regalos que en el fútbol profesional implican derrotas aunque sean injustas.

El primer gol burgalés llegó tras una una acción desconcertante del equipo ibicenco. Primero Manu Molina optó por un taconazo sin mirar en la frontal del área entregando el esférico a un futbolista burgalés que agradeció la acción para filtrar un pase a Valcarce que luchó por el balón ante la pasividad de Goldar que se confió al creer que la pelotaba saldría por línea de fondo. Ante tantos despropósitos, Valcarce centró al área y Juanma que llegaba solo fusiló a Germán. Era el minuto 26 de partido y el primer tiro entre los tres palos. No es malo tropezar dos veces con la misma piedra, pero ya no es explica tanto cariño con el mismo pedrusco. La jugada provocó un enfado monumental del técnico celeste, Paco Jémez, que ni corto ni perezozo mandó a la ducha a Manu Molina cuando solo se habían jugado 32 minutos, dando entrada a Guerrero.

Antes de esa fatídica jugada, el encuentro transcurría con dominio posicional del Ibiza, pero sin inquietar apenas el marco burgalés, el equipo que menos goles encaja como local y que no hizo una sola falta en todo, lo que ilustra que los visitantes tenían posesión, pero jugaban al ralentí. Ni un desborde por banda, ni una acción individual peligrosa. Fútbol plano de los de Jémez, que salieron al campo con una sola modificación en relación a la pasada jornada, la entrada de Javi Lara en la medular por Guerrero.

Con el marcador en contra, el Ibiza empeoró y ni siquiera pisó las inmediaciones del área rival en el último cuarto de hora. El Burgos jugaba en su salsa,alternando presión avanzada o repliegue en su campo y salidas rápidas, aunque tampoco generó mucho peligro ante Germán.

Jémez leyó la cartilla a los suyos en el vestuario y la UD fue otro equipo. Mucho más intenso, mas vertical y logró igualar enseguida. Una jugada que nació de una buena combinación entre Lara y Diop, que prolongó Cifu con un buen pase filtrado que dejó a Herrera solo ante el portero Herrero, el atacante ibicenco se escoró a la derecha y aunque pareció quedarse sin ángulo, resolvió con la clase y el talento que atesora para mandar el balón a la red.

Con la igualada creció el Ibiza y se empequeñeció el Burgos. Herera estuvo cerca de hacer uno de los goles de la temporada. Agarró una pelota en la zona de tres cuartos y desde 35 metros golpeó con la izquierda, la pelota se estrelló en el travesaño y tras tocar en la espalda de Herrero pareció traspasar la línea de gol. El colegiado y su asistente dieron validez al tanto y cuando lo celebraban los ibicencos desde la sala VAR corrigieron al entender que la pelota no había rebasado totalmente la línea. Cuestión de milímetros.

El control del juego era visitante, pero el Burgos volvió a sacar petróleo de una acción sin peligro aparente. Un saque de banda hacía la posición de Valvarce y Goldar, que no ha tenido su tarde, pone la pierna y golpea al atacante burgales en una acción en la que no había peligro alguno. El árbitro señaló los 11 metros y Guillermo no perdonó para poner a los suyos otra vez por delante. Explicar la realidad no siempre es fácil.

No se dio por vencido el Ibiza que generó ocasiones muy claras de gol en la recta final. El portero Herrero fue clave, sacando un remate de Javi Lara que se colaba, un disparo de Guerrero que parecía gol y Davo, que entró en el segundo tiempo por Raúl, por partida doble perdonó el empate. El futbolista asturiano elige mal en los metros finalesy eso es algo que debe corregir. Optó primero por un remate con la izquierda cuando tenía a un compañero en mejor posición y el guardameta del Burgos con la yema de los dedos mandó el balçon a córner y volvió a pecar de individualismo en la que disparó alto una jugada en la que tenía a Álvaro Jíménez, que entró junto con Appin y Miki Villar en los diez últimos minutos, listo para empujar a puerta vacía.

No hubo tiempo para más. El Ibiza no fue inferior al Burgos, le superó claramente en varias fases, pero pagó lo que siempre se paga en el fútbo, la falta de efectividad ante el marco contrario y sobre todo los fallos infantiles en defensa.

Joan Tur

Redactor Radio Ibiza SER y jefe de SER Deportivos...