Alberto Núñez Feijóo se pone de perfil ante el pacto con la ultraderecha. La semana pasada dijo que iría a la toma de posesión de Alfonso Mañueco si la agenda se lo permitía, pero casualmente la agenda que ellos mismos han diseñado no se lo permite. El martes se reunirá con sindicatos y patronal en Génova durante todo el día. Por la mañana recibirá a los representantes de CEPYME y CEOE y por la tarde a los líderes de CCOO y UGT. El nuevo líder del PP evita de este modo la incómoda foto con Santiago Abascal que otros populares como Isabel Díaz Ayuso se hacen sin complejos. La líder madrileña sí asistirá a la toma de posesión. Algunas voces en el PP de Castilla y León interpretan esa ausencia de Feijoo en clave interna. Dicen que el líder gallego tenía una relación muy buena con el expresidente Juan Vicente Herrera y no tanto con Alfonso Fernández Mañueco. Feijóo disimula el acuerdo con Vox y se centra en vender gestión económica, en “lo importante”. Aseguran que esa reunión con los agentes sociales servirá para visualizar “la normalidad que supone que los sindicatos vuelvan a la sede del PP” -Unai Sordo, por ejemplo, no estuvo en el congreso de Sevilla- y también para recomponer relaciones con los los empresarios después de las tiranteces entre Pablo Casado y Antonio Garamendi por el apoyo de la CEOE a la reforma laboral del gobierno. Ese encuentro con los agentes sociales va a servir también, dicen los populares, para alimentar la propuesta económica y fiscal que Feijoo le va a trasladar al Gobierno esta misma semana y que servirá para que “Sánchez decida si sigue haciendo la política que le dicta Podemos o prefiere explorar otras alternativas”. El nuevo líder del PP plantea la bajada del impuesto del IRPF para hacer frente a la inflación, aunque sin concretar. El plan lo está elaborando el Consejero de Hacienda andaluz, Juan Bravo. La bajada generalizada de impuestos, por cierto, es algo que él mismo prometió en Galicia cuando recuperó la Xunta para el PP en 2009 y tardó 13 años en cumplir. El nuevo líder del PP es consciente de lo que se juega en las elecciones andaluzas. El PP confía en que Moreno Bonilla pueda aprovechar el tirón de la nueva etapa Feijoo que se refleja en las encuestas y conseguir sumar más que toda la izquierda junta para no depender de Vox y poder gobernar en solitario. Aspiran, por tanto, a no tener que reeditar el gobierno de coalición de Castilla y León. En paralelo, el nuevo líder del PP va a seguir insistiendo en su oferta para dejar gobernar a lista más votada. Dicen que el PP ya se lo ofreció a Sánchez en su momento y éste lo rechazó “por tacticismo electoral”, y por eso el PSOE perdió comunidades como Andalucía, Madrid o Castilla y León. En Génova aseguran que esa oferta va a en serio y que “si Sánchez quiere firmar, aquí nos tiene”.