Hoy, una anécdota, de las curiosas

Cartagena

Buenas tardes Cartagena,

Hoy me voy dar la libertad de hablarles de una anécdota personal, de esas curiosas que depara la vida.

Me tengo que remontar unos años atrás a un lugar inhóspito para Europa hasta el siglo XV tras la colonización de castilla la vieja. Se trata de unas Islas dónde nueve reyes Guanches dominaban un reino de fuego, ceniza y sal. Reyes y reinos dónde sus siervos presentaban un aspecto cromañoide, robusto y de altura creado a base de caminatas empinadas y panzadas a gofio y lapas. Sí , les hablo de las Canarias. Yo tarde un poco más que esos castellanos en llegar, pero el flechazo no lo pudo importunar nada de lo que allí se haya podido hacer mal durante el transcurso de estos siglos , casi como siempre por mano del hombre; construcciones , carreteras…, La concentración de tanta naturaleza salvaje, de biodiversidad y todo en 360 grados arrebataron parte de mi corazón. Agua, viento, piedra, fuego,…lo conquistaron PARA SIEMPRE.

Y allí sería, en uno de esos paseos en casi total soledad por uno de sus fósiles botánicos vivientes; el macizo de Anaga situado en la isla de Tenerife y hoy reserva de la biosfera donde surgiría la sorprendente anécdota.

Era una mañana preciosa y desde lo alto del macizo volcánico emprendí una ruta que debería llevarme unas tres horas por uno de los muchos barrancos de descensos abruptos y destinos atlánticos… No llevaría ni una hora en marcha ,aún sin abandonar la espesura del hechizante y húmedo bosque de laurisilva para alcanzar el abierto y soleado estadio macaronésico… cuando adelanté a una señora por el angosto camino saludándonos amablemente , a los pocos metros la perdí  de vista con un par de curvas y la densidad de los laureles , tejos y tilos pero sería por poco,…

De repente un grito desgarrado que no respondía a ningún idioma legible para un servidor me hizo salir corriendo como un resorte en auxilio de esa voz anónima. A escasos 50 metros deshaciendo camino me encontré a la señora que había saludado . Colgaba del barranco sujeta de un tronco con una mano mientras con la otra se afanaba en colocar su ropa interior en posición más ortodoxa. La señora, se había desviado del camino para echar un pis y el pronunciado desnivel del monte, la humedad,…había hecho el resto. La mujer chapurreaba inglés y en el afán de que dejará de lado sus bragas y me diera las dos manos para agarrarse a mí y así desde el tronco del que me sujetaba tirar de ambos,…Finalmente conseguimos ponernos a salvo tras minutos angustiosos,… agarrarnos, sudar ,respirar, compartir miradas agotadas aliñadas de estupefacción y agradecimiento, sensaciones extrañas pero bellas entre dos desconocidos que no habían cruzado más que un bye educado y seco pero que la vida les había hecho unir, tensar por un instante sus cuerdas de al máximas cotas… Al poco llegó el grupo de Israelíes. Su marido, si hablaba un inglés fluido … pero para conocer el resto de la anécdota, que les aseguro no tiene desperdicio, tendrán que esperar al próximo martes. ¡¡Les espero!!

Buenas tardes trimilenaria.