La costumbre de evitar los espejos
Que se encuentren un día ante el espejo de su degradación y de su infamia. Que se enfrenten, de sopetón, como yo cuando me operaron, con éxito, de cataratas, con lo que realmente son
La costumbre de evitar los espejos
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Madrid
Con los años y el deterioro físico he desarrollado una costumbre que imagino común a muchas personas de mi condición: evito los espejos. Sobre todo en los momentos más depauperados de mi anatomía. Otra cosa es ya entrada la mañana, echarse un ojo, pero es duro darse de morros con la propia jeta en la primera incursión del día al cuarto de baño.
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Creo, sin embargo, que para las personas malvadas, para las personas que estafan y roban y se enriquecen gracias al dolor de sus conciudadanos; para quienes les protegen, y encubren y nos mienten, y se plañen hipócritamente, y nos siguen mintiendo; para los sepulcros blanqueados y enmedallados, que no dejan de mentirnos, en fiestas y festejos. Para cuantos permiten y estimulan el buitreo con los fondos públicos, y nos mienten y continúan mintiéndonos, mientras nos dan por saco. Para esos, lo menos que podemos exigir, aparte de justicia, es: Que se encuentren un día, más pronto que tarde, ante el espejo de su degradación y de su infamia. Que se enfrenten, de sopetón, como yo cuando me operaron, con éxito, de cataratas, con lo que realmente son.
Que observen, en toda su crudeza, sus chepas cívicas, sus deformidades deontológicas y su hecatombe moral, todo colgándoles grávidamente debajo de los ojos y por encima de las bandas de honor y de los bolsillos llenos. Y que sepan, con un conocimiento total y descarnado, que no hay ácido hialurónico ni rayito láser ni empanada de colágeno que pueda arreglar eso.
Maruja Torres
María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16 de marzo de 1943), más conocida como Maruja Torres, es...