Las mascarillas se van, pero el coronavirus se queda

Bueno, pues es hoy, hoy es el día en el que nos podemos quitar las mascarillas en interiores, salvo algunas excepciones. Más de dos años después del inicio de la pandemia, tras aquellas primeras dudas de si 'sí' o si 'no' a la mascarilla, si era necesaria o lo contrario, tras aquellas primeras búsquedas desesperadas de mascarillas por las farmacias, después de haber pagado lo que nunca imaginamos por ellas, después de que, como hemos sabido ahora, unos cuantos dieran el pelotazo con su compra, después de todo esto hoy la mascarilla deja de ser necesaria.

¿Qué sensación, no? Volver a entrar a los establecimientos a cara descubierta. No va a ser fácil, hay una mezcla de temor todavía a la enfermedad, de sensación, de desprotección e incluso, en algunos casos, de auténtico pavor a volver a mostrar el rostro. Es evidente que la mascarilla nos ha marcado y mucho. Nos ha hecho pensar a cada momento que nuestra vida no era normal, que estábamos en medio de una pandemia que ha dejado y sigue dejando una cifra escalofriante de muertos. Y es importante que no nos olvidemos de esto último. En estos últimos tiempos la mascarilla ha tenido más un efecto psicológico que otra cosa. Ha servido para recordar que el virus no ha desaparecido, que gracias al elevadísimo nivel de vacunación en este país sus efectos son menos devastadores, pero que siguen los contagios, siguen las hospitalizaciones, a un nivel mucho más bajo, y siguen las muertes.

Las mascarillas se van, pero el coronavirus se queda, y esto es lo que nos tiene que quedar muy claro. Sigue habiendo contagios y sigue siendo imprescindible la precaución personal, no olvidar los otros hábitos que nos han acompañado durante todo este tiempo, y el control de la evolución de la pandemia por parte de las administraciones. Con el COVID nos queda claro que nada es para siempre. La sucesión de olas nos lo ha demostrado. Se han levantado restricciones y han vuelto restricciones y lo mismo pasó, recuerden con la mascarilla en exteriores. Así que sigamos yendo con mucho cuidado y, de momento, hoy vamos a ver cómo gestionamos eso de no tener que ponernos la mascarilla cuando entremos en algún sitio.