Tania Llasera, Gabriel Rufián y Mara Jiménez hablan sobre gordofobia en el cuarto capítulo de Profunda Mente

Madrid

Después de abordar otros temas como la gestión de la enfermedad, el duelo o la ansiedad durante estos últimos meses, La Ventana se centra en un tipo de opresión tan extendido como es el de la gordofobia. Con el objetivo de descubrir cómo hacer frente a este tipo de situaciones que ponen a prueba nuestra fortaleza mental, finalidad de la sección Profunda Mente, Carles Francino ha contado con personalidades de distintos ámbitos que han pasado por este tipo de discriminación: el político Gabriel Rufián, la activista Mara Jiménez, popularmente conocida en redes sociales como Croquetamente, y la comunicadora Tania Llasera.

A lo largo de esta charla dirigida por Carles Francino y apoyada en los conocimientos de Jesús de la Gándara, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Burgos, nuestros invitados e invitadas nos demuestran lo crueles que pueden llegar a ser los comentarios que han recibido a lo largo de sus respectivas vidas por el simple hecho de haber ganado peso. Unos comentarios que no solo minan la salud mental, sino que también la física. Y es que, tal y como relatan nuestros invitados e invitadas, estos ataques pueden derivar en una ansiedad que lleven a la persona en cuestión a comer más.

Gabriel Rufián

Gabriel Rufián ha contado cómo, en su caso, fue en la edad adulta cuando ganó peso, por un motivo muy concreto, la ansiedad: "Yo cenaba tras el congreso y de camino al hotel pedía más comida y me castigaba a mí mismo. En el durante no era consciente de lo que estaba pasando. Yo pensaba que, ya que me llamaban gordo, tenía que ser gordo".

El político de Esquerra Republicana (ERC) ha reconocido que tra su llegada a Madrid estuvo “jodido” por los comentarios recibidos desde todos los ámbitos, al haberse convertido en un personaje público: "En redes sociales tengo 30 o 40 notificaciones diarias en las que me llaman zampabollos... y eso que a mí no me gusta el dulce".

"Tienes que tener claro que no puedes ir a según qué sitios, que no puedes hacer según qué cosas y que estás expuesto", ha contado, y ha reconocido que desde que comenzó este escrutinio público, hay un comportamiento que tiene interiorizado: "Meto tripa para que no me saquen una foto después de comer con el barrigón porque después te dicen que estás gordo o que qué bien vives en Madrid".

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Tania Llasera

La comunicadora vasca ha confesado que ella tampoco tenía sobrepeso en la infancia, y ha detallado lo difícil que fue su cambio de peso al tener que vivirlo frente a una cámara: "Yo he estado muy buena, me cortaban las faldas a ras de coño e iba muy cortita en horarios muy golfos. ¿Cómo osa una tía que es una maciza normativa decir que sigue viéndose guapa aunque haya engordado y que no vaya a adelgazar? ¿Cómo no te pones corriendo en una dieta X o Z? ¿Cómo osas, pudiendo estar buena, decidir, por tu salud, engordar?".

Además, la presentadora ha contado cómo fue su maternidad la que le hizo ganar peso: "Te da por comer más carbohidratos, más espaguetis y más queso. Fue una manera de convertirte en más invisible, cada vez menos apetecible y una manera de revelarme, porque la maternidad es muy solitaria a veces".

Mara Jiménez

Mara Jiménez ha contado que ella sí vivió la gordofobia desde una edad demasiado temprana: “Yo soy una niña gorda y una adolescente gorda. Desarrollé trastorno de conducta alimentaria a los 13 años porque a los 9 años me dicen lo que tengo que comer y lo que no y me hacían bullying en el colegio”.

La activista e influencer ha contado como durante su enfermedad, nadie reconocía que verdaderamente era un problema: “La gente no se creía que estaba enferma. Si yo os pregunto por el imaginario del TCA, seguramente sea una persona muy delgada, pero también hay TCA de personas gordas. A mí me acentuaban mi TCA cada vez que me decían tienes que perder peso o qué guapa estar por perder peso. Para mí esa edad ha sido un infierno".

Lo que ella ha destacado, y en lo que coinciden todos, es en erradicar estos comportamientos en la infancia, para que ningún niño más tenga que crecer escuchando ese tipo de comentarios y viviendo situaciones tan dramáticas.

"El respeto hacia una persona no debería ir en si esta puede adelgazar o no o incluso en su estado de salud. Si realmente nos importa la salud de los demás, estamos impactando negativamente en su salud tanto mental como física. Esa ansiedad a ti se te acentúa con ese estigma de peso. Si tanto nos preocupa la salud de las personas, ¿por qué seguimos estigmatizándolas por su cuerpo?", ha concluido.