Benzema capitanea la resistencia del Real Madrid en el Etihad
Los de Ancelotti caen ante el Manchester City en la ida de semifinales de la Champions League (4-3), dejando la eliminatoria abierta para la vuelta
El Real Madrid cae ante el Manchester City (4-3) en un partido que pasará a la historia de Champions League. Benzema capitaneó junto a Vinicius la resistencia de los suyos ante un vendaval de ocasiones de los de Pep Guardiola.
Montaña rusa de emociones en el Etihad Stadium
El ambiente del Etihad Stadium, tan a menudo criticado en Inglaterra, no invitaba a uno de los grandes ambientes que ya ha vivido el real Madrid en esta Champions. Esa relajación, sumada al control de la situación que cree tener siempre el Real Madrid en Europa, hizo que el City golpease primero. Cuatro fueron los defensores entre los que se coló Riyad Mahrez, centrando a un Kevin De Bruyne indetectable para la zaga y que consiguió abrir la lata en el primer minuto de partido. Quizás la grada no invitaba a despertarse, pero ya había sonado el despertador para los de Ancelotti.
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Pese a que el Madrid hacía por levantarse, sumando un par de buenas posesiones, pero se estaba quedando pegado a las sábanas. A todo el mundo le ha pasado alguna vez, aunque lo raro era que pasase en unas semifinales de Champions League. Sin poner la quinta marcha, los de Guardiola lograron ganar un rebote en el área, dejando a Gabriel Jesus en posición franca para anotar el 2-0 en el minuto 10, firmando un arranque histórico para el Real Madrid en Champions League: nunca habían recibido dos tantos tan pronto. Había sonado la segunda alarma y los hoy visitantes ya llegaban muy tarde al partido.
El despertador seguía sonando, pero no era suficiente para despertar a los de Ancelotti. El City no paraba de llamar a la puerta de sus rivales, rozando en hasta tres ocasiones el tanto que cerraría definitivamente el partido. Parece que, tras dos goles y casi un tercero, el Madrid comenzó a desperezarse de verdad. Después de un primer aviso de Alaba, Benzema apareció para poner el 1-2 en el marcador pasada la media hora de encuentro. Por primera vez en el partido, a los de Guardiola se les aparecieron fantasmas sobre lo que podía pasar. El Madrid, como los buenos boxeadores, había aguantado la tormenta del primer asalto.
Nacho salió por Alaba tras el descanso, preparando para los primeros compases de la segunda parte a Camavinga y Ceballos. Ancelotti había ajustado tras la segunda parte, especialmente la presión. Pese a ello, todo era una ilusión. Un fallo en cadena en defensa dejó a Mahrez solo ante Courtois, dándole al palo y dejando a Carvajal como héroe tras salvar el remate de Foden en el rechace. La ocasión hizo que el Madrid abandonase su plan, dando un paso atrás que aprovechó el City. Fernandinho, improvisado lateral derecho tras la lesión de Stones, puso un balón perfecto en el área que Foden -ahora sí- remató al fondo de las mallas para poner el 3-1. Después de despertarse, los de Ancelotti estaban en medio de una pesadilla.
Guardiola sonreía. Su plan había maniatado a sus rivales, dejando que toda la leyenda en nada quedase en nada. Ante esa presión asfixiante, el Madrid necesitaba un salvavidas. Vinicius, uno de esos futbolistas que parecen haber nacido con el escudo blanco en el pecho, se zafó de Fernandinho sin tocar el balón. En su cabalgada, eterna, tenía todo el espacio del mundo. Delante de la portería, mostró una vez más su madurez, batiendo a Ederson con un toque sutil para poner el 2-3. Les había costado levantarse y asimilar su realidad, pero por fin el Madrid estaba listo para responder a las llamadas de sus rivales.
Por fin, el Real Madrid aceptaba el desafío de sus rivales, igualándoles en ritmo. El partido, durante un buen rato, se transformó en un precioso ida y vuelta, truncándose solo cuando las piernas de los futbolistas no daban para más. Con ello, empezó el tanteo de ambos rivales. Los de Ancelotti gestionaban el balón, tratando de rebajar el ritmo para poder dar el último golpe al partido en los últimos minutos. La tranquilidad no les favoreció, creando una falsa sensación de seguridad. Tras una falta de Kroos a Zinchenko cerca de la frontal, el árbitro dio ley de la ventaja, pillando a contrapié a los futbolistas más cercanos al balcón. Bernardo Silva, el más listo de la clase, cogió el balón y limpió las telarañas de un incrédulo Courtois para poner el 4-2 en el marcador. Al Real Madrid le habían dado de su propia medicina, golpeándoles cuando menos se lo esperaban.
Si hay un momento en el que el Madrid es peligroso, es cuando más peligroso es. Esta resiliencia, sumada a esa magia (o flor, según al que le preguntes) de la Copa de Europa que suele sonreír a los del Bernabéu, el balón acabando impactando en el brazo de Laporte tras un rebote. El árbitro pitó penalti pese a la evidente frustración de Guardiola. Benzema, que falló dos en Pamplona, eligió ser el encargado de ejecutarlo. Si bien podía parecer una temeridad, no se sabía lo que pasaba por la cabeza del francés. Fino y elegante, homenajeando a Zidane en su gol en la final del Mundial de 2006, firmó un panenka irrepetible para el 4-3. Benzema era la resistencia madridista.
Con el avispero del Manchester City agitado, el Real Madrid sobrevivió a dos ocasiones claras de Rúben Dias. Si tuviese un número más de bota, otro gallo habría cantado. El descuento, que se alargó por la entrada de dos espontáneos, se fue consumiendo ante la resistencia de todo el mundo del fútbol, queriendo que no se acabase un partido que pasará a la historia de la Champions League. La victoria, finalmente, fue para el Manchester City, pero cualquiera sabe que defender un resultado por la mínima en el Bernabéu es poca garantía. Ancelotti se dio la mano con Guardiola, dejando un sabor agridulce para ambos técnicos tras la tormenta de ocasiones durante el partido. Como ya es costumbre con este equipo en esta Champions League, todo se decidirá en el feudo madridista.
Víctor Diéguez
Periodista según la UCM. Pasión por el deporte y por sus historias.