David Simon: "Todo lo que iba mal en ‘The Wire’ no ha cambiado, la brutalidad policial siempre ha existido"
El creador de 'The Wire' regresa a Baltimore con ‘La ciudad es nuestra’ para explorar la violencia y corrupción policiales después del Black Lives Matter
Madrid
Hace 20 años David Simon revolucionaba la televisión con el estreno de The Wire, la serie que sigue liderando las listas de las mejores ficciones de la historia. Después de trabajar como periodista durante trece años para el periódico The Baltimore Sun, Simon plasmó los problemas de la policía derivados de la guerra contra las drogas con el cambio de siglo, pero también dibujó un fiel retrato de la lucha por el poder, los sindicatos, el sistema educativo y los medios de comunicación.
Ahora vuelve a Baltimore para tomar el pulso a una nueva generación policial en una nueva miniserie, La ciudad es nuestra (We own this city), ya estrenada en HBO Max, para reflejar cómo se sigue desarrollando esa lucha contra las drogas. “Todo lo que iba mal en el departamento en ‘The Wire’ no ha cambiado, probablemente siempre ha estado ahí. La brutalidad aleatoria siempre ha existido”, dice el guionista y productor estadounidense.
La ficción es una adaptación del libro homónimo escrito por el periodista Justin Fenton sobre un escandaloso caso real de corrupción en las fuerzas de seguridad locales. En la década del 2000, el Departamento de Policía de Baltimore se esforzó por responder a la delincuencia entregándose a las detenciones masivas. Los casos de corrupción interna y la incapacidad del organismo para disciplinar a sus agentes provocaron un colapso moral en el que se detenía de forma injustificada a ciudadanos y generó una atmósfera en la que sus agentes podían no seguir las reglas.
Las cosas no han cambiado, según Simon, pero la “revolución de los smartphones” ha ayudado a minimizar los daños. “Ahora una docena de cámaras en cualquier esquina de la calle y si te comportas de cierta manera como policía, ahora puedes ser contradicho por las pruebas de toda una nueva generación y esta es una nueva dinámica, de hecho, es una revolución, una de las buenas”, asegura.
La ciudad es nuestra tiene lugar en los años inmediatamente anteriores y posteriores al asesinato de Freddie Gray en 2015 mientras estaba bajo la custodia de la policía de Baltimore. Para su escritura, Simon ha contado con George Pelecanos, pareja profesional detrás de otras series como Treme o The Deuce. El escrito y guionista considera que la corrupción sigue siendo uno de los grandes problemas de la ciudad, y su uso partidista hace que se cronifique. “Los políticos están usando el resurgimiento del crimen en el país para conseguir más poder. Decir que eres duro con el crimen es más fácil que decir ‘voy a reformar la educación voy a crear puestos de trabajo’, y te hace ser reelegido o elegido”, dice Pelecanos.
La serie pone de manifiesto que hay algo tan alto roto en la cultura policial estadounidense que los intentos de reforma son inútiles. En este regreso a Baltimore, donde han rodado la miniserie en las calles y edificios reales, Pelecanos se ha encontrado con una ciudad similar a la que registraron en The Wire. “Hay más personas que están sin trabajo, los centros recreativos o los programas sociales han sido derribados, no hay nada que hacer para los niños. Continúa habiendo pobreza", sentencia.
Con Reinaldo Marcus Green como director, sumándose al equipo que hace veinte años creó The Wire, La ciudad es nuestra reúne a gran parte del talento de la icónica serie. Entre ellos Jamie Hector, Darrell Britt-Gibson, a los que se suman Wunmi Mosaku, Josh Charles y Jon Bernthal, interpretando al sargento Wayne Jenkins, el responsable de la unidad de paisano que comenzó a cazar y robar a ciudadanos y traficantes de drogas por igual.
David Simon creó con The Wire excelente puzle criminal y social que recorría desde las cloacas hasta las más altas instancias de la ciudad de Baltimore. Toda una obra maestra que sentó las bases de toda una generación de guionistas posterior. Sin embargo, el guionista no tiene grandes pretensiones cuando trabaja. “Es mejor para nosotros, los escritores, contar la historia que tenga importancia política, que tenga un argumento político, pero lo que la gente hace con ella después nunca lo hemos podido controlar. Probablemente hemos convencido a algunas personas para que se alejen de la guerra contra las drogas con argumentos en contra. Eso es bueno. Me alegro de que estuviéramos en el lado correcto y de llegar a hacerlo pronto”, asegura.
La serie sobre la Guerra Civil española todavía no está escrita
Hace ya cuatro años, David Simon sorprendió con la noticia de que estaba preparando una ficción sobre la Guerra Civil española. La serie seguiría los pasos de los voluntarios estadounidenses que viajaron a nuestro país para unirse a las Brigadas Internacionales en apoyo a la Segunda República.
“Debo llevar los guiones a un punto donde no apesten”, ha dicho el creador, reconociendo que está tratando de reescribirlos y que es mucho lo que tiene que asumir para hacerlo. “No hables de un proyecto ahsta que no puedas defenderlo”, ha añadido. Después de conocer que Movistar Plus+ ha cancelado la serie de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña sobre la Guerra Civil antes de llegar a rodarla, parece que vamos a tener que esperar para ver este periodo de nuestra historia en la pequeña pantalla.
Políticamente combativo, contra Trump, contra el neoliberalismo y contra el racismo, David Simon no entiende de audiencias, ni de algoritmos, ni estadísticas. Sus series son complejas para el espectador, pero aborda temas de calado que acaban enganchando incluso a un espectador medio. Ese fue el fenómeno de The Wire. En la última visita a España, el creador contaba que había empezado a escribir una serie sobre la Guerra Civil Española. Su abuelo combatió en las Brigadas Internacionales, y Mediapro se había interesado por el proyecto.
David Simon es el gran novelista de la televisión americana. Siguiendo los pasos de Faulkner, Roth o Scorsese ha fotografiado la América de su tiempo, pero en la televisión. Siguiendo sus obsesiones y centrándose en microcosmos pequeños, cerrados y reconocibles, como la policía de Baltimore, la industria del porno o la ciudad de Nueva Orleans, ha recreado los grandes problemas estructurales e históricos de un país dañado como es el Estados Unidos actual.