El rastrillo original de la torre-puerta del Puente Alcántara de Toledo pertenece a principios del siglo XIII
Este hallazgo lo han dado a conocer el fundación Montemadrid y el Ayuntamiento de Toledo
Toledo
El rastrillo, un elemento defensivo que se popularizó en la Baja Edad Media, es una reja que se desliza verticalmente entre hendiduras laterales para poder bloquear rápidamente el pasaje de ingreso a una fortificación. Este descubrimiento ha permitido situarlo entre 1156 y 1266, desvelando que se trata de uno de los más antiguos datados en Europa. Su importancia no solo fue defensiva sino estratégica, al confluir en esta torre-puerta los caminos que desde el otro lado del Tajo provenían del este y del sur. También tuvo una importancia fiscal, ya que se cobraba el impuesto del pontazgo, y también sanitaria porque ayudaba a aislar la ciudad en momentos de epidemias.
Los rastrillos que se conservan en la actualidad a lo largo de todo el mundo son del siglo XIV o reconstrucciones contemporáneas y están realizados con listones de madera de hierro a modo de reja. Durante la presentación, la directora general de Fundación Montemadrid, Amaya de Miguel, ha señalado que "uno de los objetivos de este proyecto ha sido la reconstrucción del torno de izado del rastrillo para dotar al torreón de un atractivo didáctico y turístico". Esto hace que sea el único de estas características en España.
Este proyecto es mucho más que una acción de conservación del Patrimonio, ha servido para formar y ofrecer una alternativa laboral a nueve jóvenes desempleados de entre 18 y 30 años. La restauración del torreón medieval la han llevado a cabo nueve jóvenes pertenecientes a la Escuela de Formación y Empleo Municipal. Ahora dará comienzo una última fase de restauración de la mano de especialistas. El Puente de Alcántara de Toledo es uno de los elementos más importantes de la ciudad. Su origen se remonta a la época romana.
Los trabajos ejecutados hasta el momento son en la terraza superior, en la escalera de acceso a la azotea y en la sala de cuerpo de guardia y en el rastrillo. Esta intervención ha permitido redescubrir la buhedera practicada en una de las bóvedas y los orificios practicados en las dos bóvedas.
El proyecto que financia y dirige la Fundación Montemadrid permitirá hacer accesible al público el torreón y crear un nuevo mirador sobre el río Tajo y la ciudad de Toledo. La visita permitirá llegar desde el nivel del puente hasta el piso primero y a partir de éste, una vez contemplado el rastrillo y su funcionamiento, acceder al terrado con su adarve o andador perimetral.
Laura Pérez Jiménez
Delegada de SER Alcázar. Graduada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Redactora en...