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El saneamiento que debemos a los musulmanes

Repasamos la historia de la red de saneamiento de la ciudad de Valencia y los retos de futuro

La València Olvidada 28/04 Laura de la Fuente - El saneamiento que debemos a los musulmanes

València

Aunque la fundación de Valencia es romana, podemos decir que el actual saneamiento de la ciudad se origina en el siglo X, tras las invasiones visigóticas y árabes, en pleno dominio islámico. En este siglo se desarrolla la red de acequias de la huerta, que hoy administra el Tribunal de las Aguas.

El servicio de agua se organiza en torno a la acequia de Rovella, la “Acequia Madre de la ciudad” como la llamaban los árabes, que penetraba hasta la mezquita mayor y regaba los huertos y jardines, los baños, etc.

En ese momento, la ciudad tiene una importante expansión y se crea la muralla que aún hoy es visible en algunos puntos de la Ciutat Vella y en el foso de ésta, llamado “Vall Vell”, es donde acaban las cloacas que se hicieron para resolver el saneamiento. Este foso tenía dos ramales, uno por la orilla del río y el otro por la actual plaza del Mercado, calle de las Barcas y Pintor Sorolla, juntándose en el Parterre. De allí se alejaban de la ciudad las aguas residuales a través de una acequia, el Valladar, que llevaba las aguas al riego o bien las vertía en la desembocadura del Turia, en la partida de la Punta.

De Vall Vell a Vall Nou

Con la conquista cristiana, se produjo un crecimiento espectacular de la ciudad y fue necesario ampliar la muralla en el siglo XIV a lo que hoy se denomina la ronda interior. El Vall Vell quedó convertido en simple alcantarillado y se hizo un foso nuevo: el “Vall Nou” por el Sur, a lo largo de las actuales calles de Guillem de Castro y Colón. El Vall Nou acababa en el citado Valladar.

Todas estas obras hidráulicas y defensivas, es decir, las murallas, los fosos y el alcantarillado, así como los pretiles del río Turia que defendían Valencia de las inundaciones, fueron obra de la "Junta de Murs y Valls", creada en 1358.

Este esquema continuó vigente hasta finales del siglo XIX cuando se derribaron las murallas y comienza la expansión hacia el este de la ciudad, creándose el Eixample.

Los nuevos barrios fueron saneados conectando con el Valladar, que se cubrió a lo largo de las actuales calles de Sorní y Joaquín Costa. Se creó así el esquema actual correspondiente al centro histórico en base a dos colectores principales que parten en direcciones opuestas en el punto más alto de la calle Guillem de Castro, donde cruzaba la acequia de Rovella junto a la calle de la Corona y que rodeaban la ciudad juntándose en la actual plaza de los Pinazo con un tercer colector que seguía el trazado del Vall islámico por la calle de las Barcas. Todo este sistema continuaba por el Valladar, que articulaba todo el Eixample. Este saneamiento se proyectó con notable amplitud, de modo que hoy sigue en muy buenas condiciones, después de un siglo.

El siglo XX y los efectos de la riada del 57

Los barrios que fueron creciendo en dirección radial, en los años 20 y 30 del siglo XX se conectaron al anillo de la ronda, hasta que éste se quedó insuficiente.

En cuanto a los barrios incipientes al Norte del viejo cauce, se conectaron directamente al río o a la acequia de Mestalla. Este estado de cosas se perpetuó durante la postguerra por las penurias económicas. El saneamiento de los barrios nuevos de la ciudad durante treinta años se basó en las acequias de riego.

En esta situación, la riada de 1957 y la subsiguiente construcción del Plan Sur, obligó a planificar el alcantarillado en dos grandes colectores tangentes a la ciudad, los colectores Norte y Sur, dejando el Valladar para el centro de la ciudad, y concentrando las aguas en la depuradora de Pinedo. Nació de ahí el Plan de Colectores de 1968.

Este plan fijó como objetivo que la red de colectores se adaptara a los caudales de lluvia de retorno 25 años. Sin embargo, los análisis pluviométrico e hidráulico dieron unos resultados que, si bien eran justos o ligeramente estrictos en las cabeceras, resultaban holgados en los colectores principales.

Quizás esto fue providencial porque permitió el crecimiento de la ciudad allí donde no estaba previsto, pero, por otro lado, las inversiones requeridas han sido tan grandes que aún hoy no se han cubierto los objetivos entonces fijados.

Drenaje Urbano Sostenible

No hemos de perder de vista que la Comunidad Valenciana es la región española con lluvia más torrencial y debido la extensión urbana impermeable en la ciudad supera las 4.000 Has. esto provoca unos caudales de evacuación importante de agua pluvial importantes.

Por ello, desde el Ciclo Integral del Agua se han marcado las directrices a seguir en el diseño de las infraestructuras de Drenaje Urbano Sostenible para fomentar el uso de agua de lluvia mediante infiltración en las superficies de los aparcamientos, viales, glorietas, medianas ajardinadas, alcorques y jardines.

Para ello se ha redactado la GUÍA BÁSICA DE DISEÑO DE SISTEMA URBANO DE DRENAJE SOSTENIBLE (SUDS) PARA LA CIUDAD DE donde se recoge una introducción al drenaje sostenible con el empleo de Soluciones basadas en la Naturaleza, una descripción de la tipología de SUDS más adecuada para la ciudad de Valencia, así como propuestas de implementación del drenaje sostenible en diferentes ámbitos (áreas residenciales de baja o alta densidad, zonas comerciales, polígonos industriales, etc.), tanto en nuevos desarrollos como en actuaciones de regeneración urbana. Establecemos los criterios y el proceso de diseño a seguir, e incluimos ideas sobre actividades de difusión y concienciación social, conducentes a mejorar la compresión de las personas en cómo la escorrentía de sus edificios, barrios y ciudades puede ser gestionada y aprovechada.