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Primero de Mayo

Dudas Razonables, el comentario de Josep Cuní

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Barcelona

La celebración del Primero de Mayo demostró una vez más que la gran fiesta y su correspondiente manifestación han pasado a mejor vida. Y no por falta de motivos, porque la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y las desigualdades entre sus salarios y los de las trabajadoras siguen tan vigentes, como insuficiente parece la exigencia a resolver el problema.

El encadenamiento de las crisis internacionales no ha dado prácticamente tiempo a poner al día una situación laboral especialmente crítica en España, a pesar de los avances conseguidos. Y el papel de los sindicatos ha sido, mayormente, de conciliación, apoyo, responsabilidad y consenso. Lo cual es de agradecer. Pero ello no es óbice para que, legítimamente, no se están preguntando si han cedido demasiado, si se les agradecerá lo suficiente su aportación, su voluntad de diálogo y sus múltiples fotografías tras los pactos con la patronal y el gobierno.

Porque a sus bases, y por extensión a todos los asalariados, se les reduce el poder adquisitivo a causa del descontrol de la economía internacional. La que encadenó el final de la crisis financiera con el principio de la crisis pandémica y la energética y la bélica. Y así, como si de eslabones que van alargando una larga cadena negativa, sus vidas, nuestras vidas, siguen encauzadas hacia un destino por ahora desconocido, pero nada indica que por motivos positivos, si no todo lo contrario.

Es lógico, en este sentido, que la ministra Yolanda Díaz aprovechara para reivindicar los acuerdos alcanzados, la reformas conseguidas y las revisiones mejoradas. Pero algo indica que todo esto se ha quedado en poco a tenor del ambiente conocido y los lamentos expuestos en las calles no hace tanto a causa del precio de los carburantes. Fue entonces cuando los sindicatos habituales apenas existieron. No se les vio y dejaron a un grupo minoritario de trabajadores autónomos, una queja lógica que, para mayor lamento, la ministra del ramo ridiculizó. Pero fueron ellos quienes pusieron al gobierno entre las cuerdas y el abastecimiento de los mercados bajo mínimos. Ante la nueva coyuntura internacional, que ha llevado a los mismos Estados Unidos a una contracción imprevista de su economía del 1’4% el mes de abril, ante la guerra que no da tregua y el desequilibrio entre inflación y leve revisión prevista de los convenios, anunciar que se va a convocar a un grupo de expertos para iniciar el proceso de elaboración de un nuevo estatuto de los trabajadores para el siglo XXI, no parece suficiente para paliar los problemas de hoy mismo. Y esta es la duda razonable. Si tanta corresponsabilidad y consenso no estarán llegando a su último estribillo porque con buenas palabras solo, no se llega a final de mes.

 
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