Los clientes tontos y los listillos

Madrid

El señor José Ignacio Sánchez, más conocido en su mundillo como Ignacio Galán, asegura que algunos de sus clientes son tontos. Decimos algunos por no decir entre dos y cuatro millones, que son los que contratan la tarifa regulada. Esa que les hace falta, como ciudadanos económicamente vulnerables, para percibir las ayudas públicas del bono social eléctrico.

José Ignacio Sánchez, o Ignacio Galán, es presidente y consejero delegado de Iberdrola, la mayor compañía eléctrica de España. Pero, según declara él mismo, también es tonto, por lo que hay que tomar en serio sus afirmaciones: hace falta un tonto para reconocer a otro tonto, o a varios millones de ellos.

José Ignacio Sánchez, o Ignacio Galán, está imputado por algunos asuntillos feos. Como manipular al alza los precios de la energía o pagar al ex comisario Villarejo para que espiara a sus rivales. El caso es que este señor ha proclamado ante el juez que es bastante tonto. Hay que serlo para no enterarse de que tu jefe de seguridad ha contratado, al parecer por su cuenta y riesgo, a un tipo tan turbio como Villarejo. Hay que serlo mucho para ignorar las advertencias por escrito de tu propio director de control de funciones corporativas.

En fin, esa es su estrategia de defensa. Él no sabía nada. Señoría, viene a decir, yo sólo soy presidente y consejero delegado de la empresa. ¿Cómo voy a enterarme de que pagamos millones de euros a un delincuente para que me ayude a deshacerme de mis rivales? O sea, señoría, que mi inteligencia no da para más.

Ni yo ni ustedes creemos al señor Sánchez, o señor Galán, cuando proclama que es tonto. Iberdrola obtuvo el año pasado un beneficio récord de 3.885 millones de euros. Y Sánchez, o Galán, se embolsó 13,2 millones de euros. No. Por más que lo jure, sabemos que no es tonto. Y sabemos que los tontos, por desgracia, somos casi todos los demás. Los que pagamos.