Elecciones andaluzas 2022

Córdoba

Hoy es obligado hablar de las elecciones celebradas ayer. Podemos definir el resultado en dos palabras, sorpresa y tranquilidad. Sorpresa por el triunfo arrollador del PP, ¿o ha sido de Moreno Bonilla, el Moderado? Y tranquilidad porque los franquistas de VOX no nos gobernarán.

El presidente Moreno Bonilla, Juanma para los amigos, una vez conseguida la presidencia de la Junta en 2018 de carambola y con el peor resultado de la historia de su partido, se propuso no espantar al tradicional votante de izquierda mayoritario en Andalucía. Su mandato ha sido el más anodino que se recuerda. Esa era la idea, no enseñar las políticas que la derecha hace. El nuevo ropaje neutro, sin aristas, ha demostrado ser eficaz. Y esta estrategia la ha trasladado a la campaña electoral, descafeinada y sin ruido. Eso además convenientemente dimensionado por los medios de comunicación cómplices que han hecho campaña hasta en la jornada de reflexión.

Los partidos de izquierda deberán hacer un profundo análisis sobre el cambio electoral producido. Entre los nuevos conceptos que han hecho posible este cambio ideológico está, como dice Manuel Pérez Iruela, la incorporación al electorado de nuevos votantes sin conciencia histórica. Para ellos los términos señoritos, latifundio, jornaleros… no les dice nada. Es historia. Su mundo es digital, se mueven entre las redes sociales. Esa es su realidad.

Sin duda también ha influido el descontento con la escandalosa subida de precios y la despiadada campaña que se lleva a cabo contra el Gobierno de Pedro Sánchez, pese a ser el que más medidas ha tomado en beneficio de los más desfavorecidos.

Para recuperar la hegemonía, la izquierda tiene que realizar un profundo cambio y un contacto más directo con la gente, con propuestas alternativas viables. Ese ha sido siempre su terreno.

Ahora veremos si la moderación de Moreno Bonilla era una estrategia o una forma de gobernar.