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El campo sevillano celebra las lluvias como "una bendición"

Hablamos con Álvaro Pallarés, arrocero de Isla Mayor, y Pedro Gamero, de la Cooperativa Las Nieves de Los Palacios

El campo sevillano celebra las lluvias como "una bendición"

Sevilla

Estos días está cayendo mucho más que agua del cielo. Cultivos como el del trigo, que estaban a un 15 % de la superficie habitual, han aumentado hasta un 50 % en previsión de que tengan agua suficiente para crecer. Y así una larga lista de semillas que se han plantado ahora que se sabe que habrá agua para regarlas.

Es el caso de la coliflor y el brócoli, o los cultivos como los de la zanahoria y la cebolla, que estaban descartados este año, pero que los agricultores se ha lanzado a sembrar. Por otra parte, la remolacha de azúcar, que estaba prácticamente desaparecida, ahora tiene futuro porque son cultivos que podrán crecer sin aportaciones hídricas.

De esta bendición caída del cielo, hemos hablado este martes en Hoy por Hoy Sevilla con Álvaro Pallarés, arrocero de Isla Mayor y presidente de la Junta Central de Regantes de la Margen Derecha, y Pedro Gamero, presidente de la Cooperativa Las Nieves de Los Palacios y Villafranca...

Los agricultores están animados a plantar cuando habían decidido no hacer nada este año. En Los Palacios, por ejemplo, hace dos meses ahora (13 de octubre), leíamos la noticia de que la producción del "bombón colorao", el tomate de la localidad, había bajado, en la primera cosecha, en medio millón de kilos con respecto al año pasado y no se tenía ninguna fe en que la segunda cosecha resultara mejor, por lo que muchos agricultores desecharon la idea de sembrar tomate ante la falta de agua de riego.

En cuanto a los arroceros del Bajo Guadalquivir, ya en agosto de este año encaraban “con mucho sufrimiento” y “con la moral muy baja” la campaña de este año, donde ya tuvieron que limitar la siembra al 30% de la superficie por la falta de agua y dudaban sobre si podrán, al menos, recoger suficiente cosecha como para “cubrir gastos”, lo que significa conseguir en torno a 6.000 kilos por hectárea, unos 3.000 menos que otros años.