8-M: No cambies, Paula

Jerez

Aprendí de la mejor concejala de Igualdad que he conocido, Antonia Asencio, cómo abordar desde el periodismo local la violencia de género cuando aún no existían registros de víctimas, protocolos de actuación ni ley para combatirla; desde esta misma columna hemos denunciado la brecha salarial por sexo o la exigua presencia de mujeres en las direcciones de las empresas; es urgente corregir la ley del solo sí es sí aprobada por este Gobierno para no dañar más a las víctimas; necesitamos alcanzar el cumplimiento efectivo de otras muchas leyes; la división en el feminismo no hace sino crear otra gran brecha; y resulta obvio apuntar que estamos lejos de alcanzar la igualdad real; sin embargo, este 8 de marzo estoy más cerca de la celebración que de la reivindicación.

La OCDE sitúa a España entre los 11 países con menos desigualdad; ya superamos la media europea en el índice de igualdad de género y, según el último estudio publicado por la Universidad de Sevilla, somos uno de los países europeos que más ha avanzado en los últimos 20 años, tras escalar 25 puntos en una clasificación de 100. Si analizamos los países por la legislación aprobada, hay 155 con normas que impiden que las mujeres alcancen la misma prosperidad que los hombres, algunos de esos países son avanzados y España no figura en el listado gracias a políticas que contribuyen a frenar la desigualdad laboral, como, por nombrar una, la equiparación desde 2021 de los permisos de paternidad y maternidad.

Este fin de semana, cuando aún no sabía cómo meterle mano a esta columna, agarré papel y boli y busqué a mi hija preadolescente en busca de alguna idea. Ella me regaló esta opinión. Puedo pecar de bonhomía por dejarme llevar por ese gran ratito con ella, pero hoy quiero ser optimista porque, como Paula, muchas chicas jóvenes lo tienen muy, muy claro.