El arpa en la viña
Uno de los actos más originales de la Semana del jerez, (Sherry Week) fue trasladar los vibrantes sonidos del arpa al pago de Añina, a viña La Zarzuela. Allí se armonizaron grandes vinos con la maestría de Ana Crisman, única intérprete que compone y toca flamenco en este instrumento milenario
Jerez de la Frontera
Ni olvidada, ni cubierta de polvo. Ni en aquel rincón oscuro del salón –como la veía Gustavo Adolfo Becquer en su famosa Rima VII.... Todo lo contrario. El arpa de Ana Crisman lucía radiante e impoluta en un día luminoso de noviembre en Viña La Zarzuela. Mientras Ana Crisman afinaba su arpa mágica, los privilegiados asistentes a este encuentro de armonías musicales y palatiales se afinaban deliciosamente, al aire libre y entre viñas, con la inestimable ayuda de una pata de jamón ibérico que daba la bienvenida. Muy bien escoltada ella por dos grandes señores finos, Mantecoso, de bodegas Hidalgo (marca legendaria de J. M. Rivero recuperada por esta bodega recientemente; se trata de una selección de criaderas del fino La Panesa), y El Maestro Sierra (un valor seguro, siempre de gran elegancia y complejidad de la bodega del mismo nombre)... y por otro maestro, éste de carne y hueso, el cortador de jamón. Suculenta la duda de elegir entre un fino u otro, entre una fina loncha de contramaza u otra de jarrete. Mientras los felices asistentes, pocos por razones de espacio, iban resolviendo sus gastronómicas dudas, en una esquina del pequeño salón véiase el arpa. Iluminada por el sol que entraba por la puerta.
Llegó la hora de las armonías. De sentarse a oír, oler y sentir.
Cuatro palos flamencos en el arpa para cuatro vinos y cuatro tapas en la mesa. Cada uno de los vinos presentado por un responsable de la bodega elaboradora. En la copa un Viña Corrales, saca de la pasada primavera del 23. Fresco y contundente. Y no es una contradicción sino una realidad organoléptica... (que desde luego es mucho más interesante y disfrutable que la realidad virtual). Presentado por Gabriel Segrelles, nuevo responsable técnico del viñedo. Un excelente salmón ahumado y una pieza “Particular”, composición propia de Ana Crisman, escoltaron a este fino de categoría.
Segundo pase. Una zambra en el arpa y un amontillado extraordinario en la copa: Tresillo, de Bodegas Emilio Hidalgo. 7 criaderas, una media de 30 años y un origen anclado en la solera fundacional de 1874. Fernando Martín Hidalgo, presentó la feliz criatura llamada Tresillo y nos deleitó con buena parte del origen de su nombre y de su historia. No podía ser más acertada la combinación de una zambra -un palo flamenco resultado de la evolución de danzas moriscas- para este sensacional amontillado, resultado natural de la evolución de un fino. ¿Más armonía? Unas huevas de maruca en su punto perfecto de evolución.
Momento palo cortado. Y de la Cruz, de Bodegas Arfe. Su autor, el enólogo y bodeguero Luis Arroyo nos contó los avatares de su nacimiento, que tiene fecha en el calendario, poco habitual en los vinos de Jerez pero que en este caso es una realidad porque es un palo cortado que nació con el milenio, en el año 2000. Untuoso, muy gastronómico, sin gota de crianza biológica... Una vida oxidativa que se muestra glicérica y salina como el bello tango con el que Ana Crisman decidió acompañarlo. Además de un queso de puro origen serrano, de Grazalema, de dos leches, cabra y oveja y perfecta curación que completó esa feliz unión tango, palo cortado y auténtico queso de cabra payoya.
Palabras mayores para finalizar el primer acto: oloroso El Maestro Sierra 1/14, suntuosidad con más de 50 años, seco, persistente y alegre como el compás de la bulería que parecían bailar las cuerdas del arpa. Una carne “mechá” de gran calado y muy bien especiada acompañó a este vino enorme. De la mano de Ana Cabestrero, la enóloga de El Maestro Sierra, gran mujer de raíces profundamente castellanas que se han adentrado en la alegre tierra albariza, la combinación resultó espléndida. Un arroz con codorniz firmado por Javi Muñoz, de La Carboná, el merecidamente llamado chef del sherry, remató, oficialmente, esta jornada Sherry Week 2023 (a mí personalmente me gusta bastante más llamarla Semana de Jerez).