Las gratas sorpresas bajo la tierra
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre el gran hallazgo de los restos de la iglesia de San Miguel en la Plaza del Duque
Carlos Navarro Antolín: Las gratas sorpresas bajo la tierra
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Sevilla
Han aparecido importantes restos de la iglesia de San Miguel a cinco metros bajo tierra en la Plaza del Duque. Sevilla es Roma cuando se hurga bajo el suelo: siempre está el pasado, la historia, las huellas de nuestros antepasados. Fue una iglesia enorme, monumental, muy querida por los sevillanos según la documentación, los testimonios y los óleos. La Junta Revolucionaria de la ciudad ordenó su derribo en 1868. La Gloriosa acabó con un templo gótico del que ahora conocemos con precisión sus cimientos, el ábside, los enterramientos… Y todo indica que sabremos más, mucho más, incluso del mismo solar en etapas muy anteriores a su construcción.
La rehabilitación del edificio de los sindicatos como hotel ha hecho posible una de las grandes investigaciones arqueológicas pendientes.
Siempre están todas las Sevillas bajo tierra. Recuerdo cuando la obra del tranvía afloró el firme de albero de la Feria en el Prado de San Sebastián, donde estuvo hasta principios de los años 70. Estaba intacto. Impresionaba su buen estado de conservación cuarenta años después de la mudanza a Los Remedios. Todo está en cierta manera en el subsuelo: lo reciente y lo histórico.
La historia de San Miguel no fue de unas décadas, sino de más de cinco siglos de presencia en la vida de muchas generaciones de sevillanos. Más de cinco centurias desde que la iglesia fue reconstruida bajo el reinado de Pedro I.