Juan Manuel Jiménez Arenas: "En Orce hay para otros 40 años de investigación"

Granada

Fascinación inquebrantable. Indestructible. Pasión, devoción, por encima de cualquier consideración adversa. Da igual las temperaturas, las horas, la falta de recursos. La arqueología profesional, desempolvar durante horas una retícula de tierra a golpe de brocha con la ilusión de hallar un trozo minúsculo de historia es para los arqueólogos un pedazo de Disneyland en mitad de ninguna parte. Juan Manuel Jiménez Arenas, profesor de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, está al frente del proyecto Orce desde hace ocho años, y prepara la campaña del próximo verano con la ilusión de quien regresa al oráculo de la felicidad. Habla del equipo, del día a día, de la ilusión compartida, de la tecnología aplicada, de los hallazgos. De hienas, de tigres diente de sable, caballos, mamíferos y alimañas asentadas hace un millón y medio de años en las estribaciones de ese gran lago, alrededor de lo que hoy conocemos como Geoparque de Granada.

"En Orce hay para otros 40 años de investigación", dice convencido, y apunta que al menos hay otros 20 puntos pendientes de desentrañar en un radio cercano a los yacimientos de Venta Micena, Barranco León y Fuentenueva I y III, las esquinas cardinales de su vida entre polvo y fósiles. Cuenta el inicio de todo, como el agricultor Tomás Serrano fue reclutando por la zona algo parecido a huesos, y cómo la casualidad quiso que el célebre paleontólogo José Gibert aterrizara por allí cuando lidiaba con otro yacimiento en Huércal-Overa.

A medio camino entre la leyenda, la fantasía y la realidad, Jiménez Arenas explica cómo comenzó todo. Lo demás, es historia: el trozo de cráneo del Hombre de Orce, el Diente de Orce, los asentamientos y la vida. Un ecosistema riquísimo que confirma que allí tuvo lugar el primer asentamiento conocido de homínidos en esta parte del globo. "En Granada se encuentra el yacimiento más importante de presencia humana de toda Europa Occidental", afirma rotundo.