Vinos de finos de Borgoña, del Jura, de Rioja, de Jerez...

Jerez de la Frontera

Hace ya casi 10 años, Juan Manuel Hidalgotuvo la feliz iniciativa de crear ese acontecimiento enológico llamado “Vinos de España. Una Pasión” que contribuyó enormemente a un mayor entendimiento y disfrute de los distintos vinos del país. Compartir y conocer diferentes y grandes vinos es uno de los placeres que podemos disfrutar más y mejor cada día. (No suele haber tantos, así que mejor aprovecharlos intensamente).

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A las bodegas Emilio Hidalgo, más conocidas tal vez por La Panesa -que es el nombre de su soberbio fino premium, vino que hace años marcó un antes y un después en el disfrute y conocimiento del fino, con más criaderas, con más “hondura”, con más color, con los años precisos...- y dentro de su programa de catas de vinos singulares de otras regiones del país, llegó Martínez Lacuesta. Una bodega riojana de abolengo, centenaria, de Haro, la otra capital de vino en el siglo XIX. Entiéndase la “otra” capital porque Jerez era “la una”. Ambas fueron las primeras en alumbrar sus calles con luz eléctrica. Además se da la circunstancia que las bodegas Martínez Lacuesta son de las pocas que hoy por hoy pueden poner en las etiquetas de sus botella Vino Fino. (Siempre me ha parecido que la gramática del vino español es confusa y un tanto cicatera. Fino no deja de ser un adjetivo y a todos los vinos considerados mejores de la España vinatera de hace más de 150 años se les llamaba vinos finos tan ricamente, fueran tintos, de Rioja o de Alava... Y además presumían de ello: “Martínez Lacuesta. Vinos Finos de Rioja...” Fue una verdadera delicia disfrutar del verbo cálido, lleno de humor, conocimiento y alegría con el que nos deleitó Javier Bañales, el joven gerente de la bodega riojana mientras disfrutábamos de seis de sus marcas de Vinos Finos de Rioja en una de las catedrales del Fino jerezano.

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Y también aires de Vinos Finos de Borgoña y de Vinos Finos del Jura llegaron a Jerez, al pago de Añina, de la sabia mano de Pitu Roca, el gran poeta del vino y ferviente enamorado del jerez. Llegaron a la viña La Zarzuela en busca de las albarizas, cepas y conocimientos de José Manuel Bustillo, el prestigioso viñerón jerezano. No iba solo Pitu, le acompañaba uno de los personajes míticos del vino del Jura, del “vin jaune”, el primo francés del jerez del que ya hemos hablado en otras ocasiones. Se trataba nada menos que de Emmanuel Houillon (Manu pour les amís) responsable de la gran bodega Maison Pierre Overnoy en la población de Pupillin, en Arbois, una de las cuatro denominaciones que amparan a los prestigiosos “vins jaunes” con crianza biológica bajo velo de flor, como nuestros finos y manzanillas. Traía Emmanuel bajo su curtido brazo ecológico de vigneron francés, dos incunables líquidos que aún no han salido al mercado. Una botella de Vin Jaune Pierre Overnoy 2006, 100% uva savagnin(nada que ver con sauvignon), con 18 años en barrica, estático y con velo de flor, sí, 18 años, y con velo!! En la otra mano de Emmanuel otra joya, un Maison Pierre Overnoy 2002, Vieux Savagnin Ouillé que dicho en cristiano quiere decir más o menos que es un vino de la misma uva, savagnin,que lleva en barrica desde el 2002 pero que no ha tenido velo de flor nunca, que la barrica siempre ha estado llena para que no hubiera aire y que se llevara a cabo una crianza oxidativa. Les suena? Y hablando de aire, me acuerdo de José Mercé y de su gran éxito de este nombre, y lo celebro con Antonio Higuero, uno de sus guitarristas, que también está presente en esta pequeña reunión de hermanamiento de levaduras y pensamientos enológicos y disfrutables, llevada a cabo de manera prácticamente improvisada en este bucólica viña de Añina. Improvisación con sorpresa. No hemos hecho más que empezar. Aparecen dos figuras grandes del cante, Rancapinopadre e hijo por la puerta de la cocina, sonrisa ancha, desbordando cariño.

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“¿Vino franchute como nuestro fino? ¡¡ Anda ya chiquilla, eso no puede ser!!!

“ Que sí, que sí... Pruébelo maestro”

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Me emociona tanto poder unir los sonidos negros de los grandes cantes de la saga de los Rancapinos, con los definidos y precisos desgarros de las notas de la guitarra de Antonio Higuero...!! No podemos articular palabra. Es un momento histórico de unión entre el flamenco, el arte, los velos de levaduras, las flores de Añina y la de esos montes franceses que están entre el Rin y el Ródano. Tan lejos de Jerez, sin levantes, sin ponientes, pero con un misterio de microorganismos compartido. ¡¡Magia y arte!!

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Laurent Brelin, Lolo, el propietario del mejor bar de vinos de Beaune, la bella capital del vino de Borgoña, llamado La Dilettante, gran amigo de Pitu, nos acompaña feliz y sorprendido por tanto locura positiva. Y pone sobre el rústico mantel de cuadros un vino que ha traído a este Jerez – al que tanto quería Juli Soler, de El Bulli.-un gran borgoña, un Chambertin Clos de Beze 2003 Grand Cru. Domaine Le Moine. Suena complicada la terminología borgoñona pero en el fondo es muy sencillo. Se trata de un gran vino elaborado por uno de los grandes, grandes amigos franceses de mi gran amigo Juli, que ha viajado hasta el pago de Añina para que la palabra Amigos con mayúscula, se siga repitiendo hasta la saciedad y que nunca se olvide.

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La generosidad de José Manuel Bustillo, nuestro vigneron anfitrión de Añina, de Lolo Brelín, de Emmanuelle Houillon... La exquisita y enorme sensibilidad de Pitu Roca... hicieron que todo ello sucediera un lunes de febrero de 2024. El potaje de habichuelas de Paco Barroso, tan bueno como sus fotos. Y eso que andaba el hombre preocupado por la presencia de tantas figuras del arte en el cartel.