Los desayunos ordinarios del Bar Gabi
Amplia variedad y calidad de bocatas industriales en una calle perdida del Polígono Autopista
Jerez de la Frontera
A estas horas en que me decido a escribir todavía estoy en duda si el Gabi que nos ocupa es con b o con v. Si hacemos caso al letrero de bandera de Cruzcampo, se anuncia como el Rincón de Gavi. Pero me ofrece más credibilidad, al ser más reciente, el que aparece en el frontal del toldo con letras blancas sobre fondo verde carruaje con la publicidad de Valdespino: Bar Gabi.
En cualquier caso, nos encontramos en la minúscula terracita (apenas tres mesas con sus sillas de aluminio) de la calle Níquel, emparedados (nunca mejor dicho) entre toda suerte de naves industriales. Antonio, mientras mete mano a los neumáticos, me ha recomendado visitar el bar al que acude cada mañana a desayunar. "Sus bocadillos son increíbles", me asegura. Este es de los que me gustan, seguro. Y no lo dudo.
Aunque he pasado muchas veces por la zona, nunca hasta ahora había reparado en este típico bar de polígono con feligresía fiel y fija. Apenas metro y medio de fachada, pequeño y acogedor por dentro, con su amplia barra en forma de L y el sonido del televisor de plasma presidiéndolo todo cuando el aforo lo permite.
Me dicen que llevan trece años en el polígono y que abren cada día, de lunes a viernes, desde las seis y media de la mañana hasta el mediodía, aunque los viernes prolongan hasta la tarde. Peo no se ilusionen con platos de cuchara y otras zarandajas. Sólo sirven tostadas y bocadillos, y la clave está en la variedad y en la calidad.
Antonio me recomienda el bocadillo que se mete día sí y día no entre pecho y espalda: de lomo, queso, bacon y huevo. Lo veo excesivo para empezar el fin de semana. Es también el que me nombra en primer lugar Ana, la mujer que me atiende en la terraza. Con la soltura de quien reza una letanía, me anuncia de una tacada y sin dudarlo la gran variedad de bocatas que así de golpe impresiona tanto como atrae.
No sé por cuál decidirme. Pediría casi todos, pero esta vez no cuento con la ayuda inestimable de mi compañero de fatigas, Rafael Benítez, aún convaleciente de su enésima fractura ósea. El niño de cristal lo hubiera disfrutado, seguro. Pero hay más días que olla.
Finalmente me decanto por partir un bollo en dos. En una mitad, carne mechada con rodaja de tomate. En la otra, tortilla de patatas con cebolla y mayonesa Prima al gusto. Para evitar el engollipamiento, café solo con leche condensada. El Gabi es el típico sitio en el que al café bombón lo acompañan con un sobre de azúcar, no vaya a ser que el chorreón se insuficiente para endulzar la infusión. Qué arte.
Bollito de pan bien hidratado y tierno, a pesar del toque de tostado. Tortilla casera y muy correcta. Carne mechada casi cortada en carpaccio, pero de calidad. La rodaja de tomate no sólo le da frescor al bocado, sino que le viene bien de sabor.
Pudiera ser buen punto de partida para retomar los desayunos industriales, aunque el Gabi (o el Gavi) cierra los fines de semana y fiestas de guardar.
Sigue el canal de la SER en WhatsApp
Encontrarás toda la información, el deporte y el entretenimiento: la actualidad del día y las noticias de última hora, los mejores vídeos y momentos de la radio, entrevistas, reportajes y mucho más.