Córdoba

Es un servicio alerta las 24 horas. Hay una parte del trabajo que está en sus manos, pero la inmensa mayoría se basa en la reacción. Los más de 120 efectivos del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil que prestan servicio en la provincia de Córdoba solo tienen por rutina su vehículo: un patrulla o una motocicleta. Esta última es la opción preferida de Francisco Montaño y Antonio Sola, una 'dupla' con 28 años de experiencia en la vigilancia de la seguridad en carretera.

"Habéis dado con dos muy moteros", bromean al reconocer que "ocho horas sobre dos ruedas pasan factura en la espalda". Nos atienden en uno de sus puntos kilométricos 'fetiche' para el control de vehículos. Lo que prometía ser un turno tranquilo ha comenzado con la asistencia al conductor de un camión que ha sufrido una avería en mitad de la A-4. "Resuelto sin incidencias y circulación restablecida", informan por radiotransmisión. El día acaba de empezar y "como todos, será diferente", dice Sola.

Es la característica principal de este destacamento. Frente a otras unidades de la Benemérita, en Tráfico la capacidad de planificación es mucho más reducida. Lo peor, claro, son los accidentes. "Normalmente nos llega el aviso a través del 112 o el 062", explica Montaño, "a partir de ahí empieza el operativo, en coordinación con la sala de control, de donde recibimos detalles como la gravedad del siniestro o si puede haber heridos de consideración".

"Nos movemos por parejas de agentes, pero se movilizan todos los efectivos que sean necesarios", continúa, "porque nuestra misión no es solo asistir a las personas implicadas en el siniestro, sino garantizar la seguridad del resto de conductores y demás servicios de emergencia intervinientes, como sanitarios o bomberos". Así, se fijan como prioridad "llegar lo antes posible para que no se produzca un segundo accidente".

Tanto Francisco como Antonio agachan levemente la cabeza al ser preguntados por las víctimas mortales. Son los únicos dos segundos en los que, de manera simultánea, ambos pierden la vista de la calzada, sometida a escrutinio permanente. "Los fallecidos se van grabando en tu disco duro y tienes que aprender a resetearte cuando te quitas el uniforme", dice el primero, a lo que su compañero añade que "somos humanos y hemos visto como a muchas familias se les pone el contador a cero por un suceso, por lo que tenemos que guardar el equilibrio entre la sensibilidad y la profesionalidad como guardias civiles".

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La parte más cruda se la suelen llevar los agentes que se encargan de la elaboración de atestados, que tienen que hacer la llamada informando de la muerte a los familiares. Sin embargo, los efectivos que trabajan 'a pie de asfalto' también encuentran situaciones difíciles de digerir. Antonio Sola relata su experiencia en municipios más pequeños de la provincia: "Todo el mundo reconoce el vehículo que ha colisionado y empieza a correr a la voz, por lo que en muchas ocasiones se personan en el lugar del accidente distintos allegados, lo cual genera un clima muy difícil de contener".

La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil está dedicada desde 1959 a evitar y denunciar delitos e infracciones contra la circulación vial. En Córdoba, está dividida en tres destacamentos: el de Córdoba capital, el de Peñarroya-Pueblonuevo y el de Lucena.

En adición a la actividad tradicional de estos equipos, a la seguridad vial se ha sumado un nuevo enemigo que responde al nombre de Smartphone. "Lo vemos a diario desde los vehículos camuflados", exclama Montaño. Al respecto, especifica que la mayor parte de accidentes que asisten a día de hoy están relacionados con distracciones al volante, en muchos casos relacionadas con el uso del teléfono móvil.

Pero los retos tradicionales se mantienen. Especialmente en fines de semana y días festivos, el Instituto Armado despliega sendos controles para evitar que un conductor se ponga al volante bajo los efectos del alcohol o las sustancias estupefacientes. Según datos del Ministerio del Interior, en España mueren cada año alrededor de 1.500 personas en accidentes de tráfico vinculados con el consumo de alcohol. Otras 50.000 resultan heridas.

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"No podemos bajar la guardia", reconoce Francisco Montaño para concretar que "normalmente cuando realizamos un control contamos con el apoyo de una empresa de mantenimiento que corta para nosotros uno de los carriles, de tal forma que el tráfico se hace más denso y podemos desviar a los vehículos a una zona segura para realizar los test correspondientes". Una vez más, insiste, "lo fundamental es respetar la seguridad de la vía y preservar nuestra integridad".

Y es que precisamente Tráfico es una de las especialidades con mayor índice de siniestralidad laboral dentro de la Guardia Civil, según reconocen varias asociaciones profesionales. El uso de la motocicleta en situaciones de conducción extrema o las distracciones de conductores han costado ya la vida de demasiados agentes.

A veces, los controles rutinarios llevan premio. "Órdenes de busca y captura, carnets caducados, inspecciones técnicas sin pasar, vehículos robados o personas en posesión de estupefacientes, hemos visto de todo", enumera uno de los agentes. De este modo, la cooperación con otras unidades de la Guardia Civil es crucial, pues dar el alto a un vehículo puede ser el detonante de una investigación más amplia.

Francisco y Antonio recogen los conos que han colocado para establecer un perímetro de seguridad tras haber comprobado la documentación de una decena de conductores. Las nuevas tecnologías les permiten ahora consultar la vigencia de un permiso de circulación u otros datos a golpe de dedo en una tablet. Emprenden ruta hacia otro punto que no desvelan, "porque hay veces que no queremos ser vistos, aunque seguimos ahí", bromean.

RUTA MOTERA EL SÁBADO:

La Guardia Civil, con motivo del 180 aniversario fundamental del Instituto Armado, ha organizado una ruta motera el próximo 11 de mayo a las 10:00 horas. Partirá desde Montilla y recorrerá los viñedos de la Denominación de Origen Protegida, además de enclaves como el castillo del municipio o las Bodegas El Monte. La inscripción a la actividad, abierta a la ciudadanía, tiene un coste de 15 euros por participante.