Escucha «Una de Cal y otra de Vizcaína», de Marcos Martínez

Día quinto del año primero de la Edad de Oro en el Reino de Moronia. Todavía resuenan los gritos y cánticos de la celebración por la victoria en la batalla de Ibiza. Nuestros guerreros eran conscientes de la dificultad de la empresa, pero estaban dispuestos a darlo todo para vencer. El enemigo desplegó todo su arsenal. Para derrotarnos, utilizaron todo tipo de armas, incluso las prohibidas por diferentes convenciones. Contaron con dos aliados que habían prometido imparcialidad y que se dedicaron a realizar continuos ataques a nuestra tropa. Incluso consiguieron que el general Santaella cayera en combate, en una infame trampa. El capitán Parejo tomó el mando y diseñó una estrategia que quedará en la historia para siempre y será motivo de estudio en todas las academias castrenses.

Las bombas de racimo caían sobre los nuestros, y los heridos, lejos de rendirse, se levantaban una y otra vez para volver al combate. Fue en el momento final, cuando el propio capitán Parejo, se encargó de cerrar la pinza que terminó con el enemigo rendido. Los nuestros habían vencido. Esta memorable batalla será recordada para siempre, y ha traído al Reino de Moronia alegría, felicidad e ilusión. Es ahora el momento de que todos estemos a la altura y dotemos a nuestro Reino de la infraestructura necesaria para seguir haciendo historia. Porque debe quedar claro que todo lo que se haga quedará para siempre y será para beneficio y disfrute de todos.

Han pasado pocos días y todo parece un sueño. Sin embargo, nunca olvidaré las lágrimas de aquel emigrante, llorando desde el comienzo al ver como muchos de los suyos habían llegado hasta aquellas tierras para hacer fuerza, conseguir el objetivo y decir: «aquí estuvieron 300 de Morón que hicieron doblar la rodilla todos». Es momento de disfrutar y es momento de reproducir el Romancero creado hace unos meses por uno de los jóvenes debutantes de Morón, que ya presagiaba una gran victoria y que dice: «Tiene mi pueblo, un equipo que siempre quiere ganar. Ilusiona a la gente. Nada lo puede parar. El público los anima. Ellos no saben fallar. Club Baloncesto Morón, un equipo para amar. Tiene mi pueblo un equipo, parece canela en rama, todo el pabellón lo grita, este partido se gana. En los minutos finales, el marcador aguanta, la gente no puede ver, pero los lleva en volandas. Seremos los campeones, llega la última jornada, celebramos en el Gallo la colosal temporada». Disfrutemos.