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Ha aprobado una ley pionera que prohíbe el acceso de los menores de 16 años a las redes sociales

La Columna de Ana Huguet ( 2/12/24)

Sevilla

Bravo por Australia. La economía número 14 del mundo ha aprobado una ley pionera que prohíbe el acceso de los menores de 16 años a las redes sociales, bajo multas para estas compañías de hasta 30 millones de euros. El primer ministro, el laborista Anthony Albanese, ha reconocido que la norma no será perfecta como no lo es la restricción del alcohol para menores de 18 años, pero abre un camino que, ojalá, obligue al resto de países a posicionarse. En España, la edad para poder acceder a las redes está fijada en los 14 años y va a subirse a los 16, pero no hay mecanismo alguno de verificación e incluso un menor de 10 años puede tener cuenta en TikTok con consentimiento paterno o materno.

Las consecuencias de un scroll excesivo ya están acreditadas. En nuestro país, uno de cada cinco adolescentes pasa más de dos horas diarias conectado a las redes y este tiempo de exposición, según los estudios nacionales e internacionales publicados en Nature, afecta a la autoestima e incrementa las ideas suicidas de los chavales, sobre todo, por una errónea autopercepción física del menor.

Hay múltiples ejemplos. Advierte en una de sus informaciones Ana Torres Menárquez, redactora de Juventud de El País, que los pensamientos suicidas de los adolescentes de Estados Unidos han aumentado casi un 60% en una década mientras que en España, el 18% de los chicos de entre 12 y 13 años ya admiten que hacen un mal uso de internet, donde un menor tiene a la vista incluso vídeos de autolesiones en bucle.

No hay control real de acceso, no se vigilan los algoritmos, no se establece qué es un consumo moderado. Y los padres no pueden ser los únicos reguladores en un universo de contenidos inabarcable, fuera de control y desreglamentado.

Escuchar a Elon Musk decir que la ley pionera de Australia tendrá un impacto negativo en los derechos humanos de los niños porque vulnera su libertad de expresión y el acceso a la información causa hilaridad y hasta miedo por el poder que detenta.

Australia ya ha abierto el camino. Solo hay que seguirlo.