El medio siglo del Willy

Jerez de la Frontera

José López Escobar fue un emprendedor y un visionario. A mediados de los setenta, con las grandes factorías copándolo todo en la pedanía de Palmones, decidió abrir un modesto bar donde ofertar al personal menús diarios. Como se le ocurrió sobre la marcha no había pensado siquiera en el nombre, poniéndole finalmente el de uno de sus dos hijos, Willy (Antonio).

Ha pasado ya medio siglo de aquello y el Willy es, junto a El Copo y Casa Mané, motivo de orgullo para barrenses y del resto del Campo de Gibraltar.

Lo de los menús poco a poco fue evolucionando y fueron ampliando la carta a los productos de la mar que proporcionaba la Bahía de Algeciras y alrededores. Pescados y mariscos de primer nivel que junto a otras buenas materias primas fueron dándole fama al establecimiento hasta que Antonio López "Willy" lo transformó en restaurante.

Desde entonces, la trayectoria del restaurante ha seguido con paso firme. Aprovecharon la pandemia para hacer una reformar importante que cambió por completo la fisonomía del local. La cocina y todas las zonas privadas están a la vista en la zona baja, donde hay una parte importante dedicada al tapeo con mesas y sillas altas, además de un reservado. En la planta alta está el restaurante.

Cristina López, hija de Willy, se ocupa de la gerencia del restaurante, por lo que la tercera generación está ya plenamente incorporada.

El gastrobar y el restaurante cuentan con cartas separadas y en ambos casos tienen en común una bodega bien surtida de referencias. Entre semana se puede comer de menú y las posibilidades son enormes con un buen abanico de productos.

En nuestro caso comenzamos con un gazpacho porque el calor y la época del año nos lo piden. Está servido en un vaso más pequeño que donde lo sirven habitualmente. Bien equilibrado de ingredientes clásicos, cuenta también en este caso con un toque de pepino.

La huerta le proporciona productos de temporada que le permiten hacer mezclas agridulces interesantes. Es el caso de una ensalada con un buen surtido de lechugas variadas, tomate, cebolla morada y pepino mezclados con varios trozo de sandía. Productos hortícolas de calidad y bien aliñados.

No necesariamente se limitan a productos de temporada. Contar con cámaras de ultracongelados les permite disponer todo el año de un producto diez como la alcachofa. Nos sirven una enorme partida por la mitad a la plancha junto a un tomate también pasado por la parrilla y bien especiado. El alcaucil está tierno, jugoso y muy sabroso.

Excelente la pata de pulpo al espeto. La sirven en un punto perfecto de asado y en cazuela con patatas y cebolla generosamente aderezadas con buen pimentón de la Vera. Plato de nivel.

Sin embargo, me quedo con la cococha de atún al oloroso. El plato tiene un nivel de ejecución sobresaliente. La facera del pez, que en el lenguaje carnívoro vendrían a ser las carrilladas, es fresca y de buen tamaño. Al igual que ocurre con la carne, este corte atunero cuenta con una importante infiltración de grasa muy agradable. En cocina la han preparado al oloroso, lo que procura al plato un aroma y sabor especiales que no sólo no agrede al pescado, sino que lo ensalza. Lo acompañan de verduras asadas que le van estupendo al plato.

Cerramos la visita al Willy en su cincuentenario con una tarta casera de chocolate y menta de muchos quilates.