“Estudiar este barco fuera del agua nos abre una puerta única al siglo XVII”

Cádiz

El Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía (CAS), con sede en Cádiz, ha culminado la primera fase del análisis del pecio Delta I, un navío del siglo XVII hallado en la Bahía de Cádiz y extraído por completo del fondo marino en una operación pionera en España. Es la primera vez que se estudia un barco histórico en seco, pieza por pieza, mediante fotogrametría, escaneado 3D y técnicas de análisis propias de la arqueología terrestre. El objetivo: desentrañar cómo se construían estos navíos, quiénes los tripulaban y qué secretos guardan sus restos sumergidos. Charlamos con Milagros Alzaga, directora del CAS, que lidera esta investigación sin precedentes.

¿Este estudio va a permitir ofrecer datos pioneros sobre la vida marítima de la época?

Sí, claro que va a permitirlo. Especialmente porque nos dará información inédita sobre cómo se construían esos barcos en el siglo XVII, dado que apenas tenemos documentación al respecto. Este es solo el principio: queda muchísima investigación por delante.

¿Qué pasos quedan por seguir ahora?

Nos queda el trabajo de gabinete: combinar la información arqueológica obtenida tras diez meses y medio de excavación con fuentes documentales y aplicar técnicas propias de las ciencias experimentales, para realizar un análisis integral de los elementos extraídos.

¿Cuánto durará ese proceso?

Va a ser un proceso lento, más de un año, incluso año y medio. Al final tendremos una memoria final que aportará mucha información sobre ese periodo.

¿Será posible identificar el nombre del barco? ¿Ya manejan alguna hipótesis?

Esa es la finalidad, aunque saber el nombre de un barco hundido no es sencillo. Por ahora no tenemos hipótesis, pero vamos a intentarlo.

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¿Qué ha sido lo más complicado y qué aportaciones principales ha permitido el estudio hasta ahora?

Lo más difícil fue extraer las piezas del agua: algunas pesaban más de 1.800 kilos. La Autoridad Portuaria se volcó con la intervención, facilitando la grúa y la logística. Una vez en tierra, analizamos cada una de las 401 piezas de forma visual, con escáner láser 3D y fotogrametría, incluyendo marcas de carpintero y clavazón. Ha sido un trabajo muy meticuloso.

¿Qué tipo de construcción naval habéis podido identificar?Confirmamos que es una construcción atlántica mixta: primero se colocaba la quilla, luego las cuadernas maestras, las varengas, el forro externo, los genoles flotantes y finalmente el forro interior. Esa secuencia constructiva es clave para entender la arquitectura naval de la época.

¿Qué aspectos de la vida diaria de los marineros habéis podido reconstruir?

Hemos encontrado marcas en la madera compatibles con juegos tallados durante la construcción: tres en raya y otro juego con un cuchillo pasando entre los dedos abiertos. Lo curioso es que estas marcas estaban en el forro interior de la bodega, en la parte donde no se pisaba, lo que indica momentos de descanso y convivencia en el astillero.

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¿Los materiales han sido re-sumergidos tras el estudio?

Sí, todo ha sido vuelto a sumergir en una zona georreferenciada con estructuras de acero galvanizado. Todo es reversible: si en el futuro se desea extraerlo nuevamente, estará en perfectas condiciones.

¿Es factible repetir este tipo de operación con otros barcos hundidos?

No hay ahora otro caso de reflotamiento inmediato. Esta intervención fue posible porque se compatibilizó con una obra portuaria. Ha sido muy costosa, sí, pero ha demostrado que es viable cuando existe compromiso institucional como el de la Autoridad Portuaria de Cádiz.