Milagro en el Puente Romano
Firma de Opinión del periodista Aristóteles Moreno

Milagro en el Puente Romano. Aristóteles Moreno
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Córdoba
A las ocho de la tarde del pasado viernes, Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto atravesó lentamente el Puente Romano de Córdoba. Quiso la providencia que, en su cortejo, fuese acompañado por una nube de banderas palestinas y la memoria de miles de niños y de niñas torturadas por el hambre, los misiles y la desolación.
Allí donde habita el dolor y gobierna la injusticia se presenta el Cristo de los desharrapados con su aliento sanador y su amor inabarcable. Jesús de Nazaret fue palestino y también sufrió la persecución del poder despiadado que humilla a los débiles y les arrebata su dignidad. Por eso, los mutilados de Gaza son sus mutilados; los hambrientos de Jan Yunis son sus hambrientos; y los desposeídos de Cisjordania son sus hermanos desposeídos.
No hay dolor en Palestina que no sea el dolor del Señor del Huerto. También el dolor de las víctimas injustamente asesinadas en Sederot. Por eso cruzó atribulado la pasarela del Puente Romano entre banderas de su patria y la memoria mancillada de sus hermanos palestinos.
Hay quien atribuye a un mero fallo de coordinación en materia de seguridad la autorización de dos eventos a la misma hora y en el mismo sitio. Pero yo no lo creo. Lo que se produjo el pasado viernes a las ocho de la tarde sobre la luz declinante del Puente Romano fue un bello milagro de reparación y misericordia. Aleluya.




