La gran fiesta del amontillado

Jerez de la Frontera

… Amontillarte. Sherry Week 2025. Amigos de Viña La Zarzuela.

Arte y amontillado; de eso se trataba. Cante, guitarra, amontillado, amigos y homenaje al enólogo más lírico de Jerez, Antonio Flores. Es el segundo año que los Amigos de Viña La Zarzuela, liderados por su propietario José Manuel Bustillo, vigneron de moda, elaborador del Vino Revelación 2025 según la Guía Peñín, eligen a la persona que tenga una trayectoria notoriamente dedicada a la divulgación del jerez.

Este año se dedicó al amontillado y se convocó a seis grandes marcas acompañados de sus elaboradores y/o enólogos. Fue una verdadera exaltación a esta tipología de vino cada vez más reconocida por su compleja peculiaridad.

Ocasión perfecta para otorgar el reconocimiento de los Amigos de Viña La Zarzuela a Antonio Flores, el enólogo que supo convertir el ph en poesía y la fermentación en alegría. Su lenguaje de cata ha roto moldes y ha creado un estilo propio, que sabe acercar a todos los públicos al jerez.

Empezamos bien la jornada, desde el principio, rodeados de viñedos y con una extraordinaria colección de finos y manzanillas. Justo los primeros pasos de la vida de cualquier amontillado. Un panorama irresistible para los amantes del fino. El precioso día de otoño, caluroso, empezaba bien en esa viña de la felicidad. Brillaban al sol sobre las cubeteras llenas de hielo y agua, las botellas de fino Maestro Sierra (bodegas Maestro Sierra), Mantecoso (bodegas Emilio Hidalgo), Tio Pepe en Rama Saca 2025 (bodegas González Byass), El Aljibe (bodegas Poniente) y las de manzanilla Gabriela (bodegas Barrero), y Minuto (bodegas AC Wines). También brillaba un par de botellas de Tio Pepe en Rama Saca del 2020 que Antonio Flores quiso llevar a La Zarzuela para que se pudiera constatar en vivo y en directo, y en nuestras propias papilas, que el paso del tiempo no “remonta” al fino como el imaginario colectivo -sobre todo de la zona- ha tenido por costumbre proclamar. La conservación y evolución de un buen fino en botella, si éste es de calidad y la conservación es cuidadosa y adecuada, puede mejorarlo incluso.

Vinos

Jamón y crianzas biológicas absolutamente “premium”. No podíamos tener mejor comienzo para entrar en “oxidaciones”, para empezar la gran cata de Amontillarte. (Precisamente uno de los bodegueros presentes, el propietario de bodegas Poniente, es de Montilla pero sus amontillados son del pago de Añina)

Grandes compañeros del amontillado, quesos, mojamas, ahumados… fueron escoltando los pasos de un Tresillo (B. Emilio Hidalgo), grande después de casi veinte años de crianza, con las notas punzantes delatoras de sus diez años de vida de fino antes de ser amontillado; de El Aljibe (B. Poniente) con sus muchos años -que mataron de forma natural su velo- y sus escasas botellas; del Maestro Sierra, siempre en su línea magistral, de manual; de un sanluqueño y aún punzante y salino amontillado Divisa (A C Wines) y del ilustrísimo Don Paco, también sanluqueño, procedentes de manzanillas pasadas. Para rematar la faena de Amontillarte, Antonio Flores nos pasó los trastos que nos hicieron salir a todos por la puerta grande, el Cuatro Palmas y el sublime Amontillado de Añada 1975, de la escasa y excelente colección de vinos de añada de González Byass.

Todo el desfile de artistas líquidos fue también acompañado por dos artistas de gran solidez, Rocio Parrilla al cante y la guitarra de Fernando del Morao, herederos ambos de dos estirpes gloriosas jerezanas, los Parrilla y los Morao. Cantes vibrantes, alegres, llenos de sal, tangos, alegrías, cantes de la bahía, cantes “biológicos” que pusieron compás a la elegante intensidad de esos amontillados de libro.

Más arte, pura artesanía de la tierra también, la del taller de cerámica La Jara, de Grazalema. Las manos de María Roldán Hidalgo cada año moldean el “trofeo” que los Amigos de la Zarzuela otorgan a la personalidad elegida. Este año, Antonio Flores, cuyo verbo cálido puso broche a una jornada feliz en la que aprendimos y disfrutamos.

Por cierto, también y aunque no sea ni fino ni amontillado, se pudo brindar con el espumoso Don Bustiñón – divertido nombre que juega con el famoso monje y con el apellido de su autor y anfitrión José Manuel Bustillo-.

Había que celebrar muchas cosas, entre ellas -y como apuntaba al principio de esta crónica- que Don Bustiñón 2021, espumoso blanco elaborado con uvas tintas recuperadas por él en la sierra de Grazalema siguiendo el método tradicional, ha sido elegido hace escasos días, Vino Revelación del Año.

Entre todos los vinos de España y por la conocida y prestigiosa Guía Peñín.