Salsa Chips, 25 años de hamburguesas honestas y sin rollos

Jerez de la Frontera

Hay que cuidar más que nunca del hostelero local. La esencia de la cocina y de la tradición que le han valido a Jerez ser capital gastronómica en 2026 debe quedar a salvo de la escasez de personal en un sector con poca cualificación profesional y mucha precariedad salarial, del poder económico de los fondos de inversión, de las naves reconvertidas en macro restaurantes de sushi como monumento al mal gusto al por mayor y de las modas gastronómicas oportunistas y de corto recorrido. Al final, como siempre, el cliente manda, pero cualquier destino gastronómico que se precie debe cuidar y mantener su identidad.

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Hasta en un sector como el de la comida rápida o callejera, la ciudad contó y cuenta aún con destacados referentes. Desaparecido El Sombrerito, se mantienen El Volatín, el Yellow o el Carmelo, entre otros. Sin embargo, la competencia de las decenas de hamburgueserías abiertas de un tiempo a esta parte, con sus montañas de carne, con toda suerte de ingredientes y bañadas en salsas de queso que invitan a comerlas con guantes de látex o baberos son una amenaza, además de un atentado a las buenas maneras. Por no hablar del increíble aumento cuantitativo de restaurantes de Mc Donalds y Burger King en diferentes zonas de la ciudad.

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Recién inaugurado este siglo, en la barriada jerezana de la Vid había un local de hamburguesas sin pretensiones que se traspasaba. Se llamaba Salsa Chips. Por aquel entonces, Ale Girón y Montse, una joven pareja que quería probar suerte en el sector, se animaron a invertir. No le cambiaron ni el nombre. Además de las hamburguesas, ofrecían también croquetas o ensaladilla. Lo de vivir sólo de la comida rápida, con el fenómeno de la hamburguesa todavía por llegar, podía ser demasiado arriesgado.

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Pero sus bocadillos gustaron y poco a poco fueron especializándose en este segmento. El negocio iba viento en popa, con las mesas siempre llenas, y un lustro más tarde surgió la posibilidad de mudarse a un local en una zona de expansión de la ciudad, Chapín. El concepto de Salsa Chips se extendió y el salto de calidad fue parejo al de la facturación.

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En este 2025 cumplen un cuarto de siglo. Su capacidad de mantenerse y de mejorar los estándares de calidad, de innovar y de adaptarse a los tiempos es más que evidente. De otra forma no hubieran podido sobrevivido a crisis económicas, una pandemia y a las absurdas modas que acaban en efecto cohete pero que mientras duran se sufren.

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Ale puede mirarte a los ojos y afirmar que él no se ha prostituido, que una cosa es rotar productos y adaptarse a las preferencias de los clientes y otra faltarle el respeto al personal con historias para no dormir.

Tras dos décadas y media, en Salsa Chips tienen tomada la medida al negocio. Aunque lo han intentado, por aquello de hacer un guiño a los vinos de la tierra, la demanda de la clientela en cuanto a bebidas se reduce a cerveza, refrescos y ahora también Margarita.

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En la carta de comidas, variedad, calidad y buenas presentaciones en todos los platos. El mundo de las hamburguesas aplastadas, las llamadas “smash”, cuenta con hasta nueve posibilidades. A destacar, la taco burger. En una torta de harina, una hamburguesa aplastada con queso cheddar, salsa emmy, lechuga batavia y pico de gallo. Sabroso bocado en el que se mezclan la buena carne especiada con el toque crujiente de la plancha, la untuosidad del queso fundido y el frescor de la verdura cortada a trocitos envueltos en una torta. Más que recomendable.

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De las cuatro ensaladas que ofrecen como entrantes, la más vendida desde hace muchos años es la ranchera. Mezcla de lechugas, tomate cherry, salsa césar, cebolla frita, pollo crujiente y mezcla de quesos. Fresca y sabrosa, le añadiría algo más de salsa césar en el fondo del plato, ya que conforme se retiran los ingredientes de arriba, las hojas se van quedando algo insulsas. Por lo demás, generosa la cantidad de trozos de buen pollo frito.

Las hamburguesas siguen siendo las reinas indiscutibles del local. Más de una docena entre las que no faltan las de pollo crujiente, la doble gouda, que se mantiene desde el principio; la de cerdo desmigado o la ochentera. Esta última es un homenaje a las primeras hamburguesas que empezaron a despacharse en Jerez hace ya más de cuarenta años, con queso, jamón york, doble bacon y huevo.

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La más vendida es la de carne al carbón, cebolla morada, lechuga, tomate, tiras de pollo crujiente, salsa mexicana, doble bacon, y cheddar.

La oferta tex mex ha ido ganando enteros en la carta de Salsa Chips, paralelamente al aumentado de la demanda por parte de la clientela, que se ha abonado a la tacomanía. Tacos a 1,80 que los jueves pueden consumirse sin límite por un precio cerrado. Pero también ofrecen pollo machacao, pollo chipotle, chile con carne, taco norteño, flautas de pollo, burritos e, enchiladas, y quesadillas.

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Tienen bastante éxito también los entrantes. Hasta trece en total que van desde las croquetas de vaca madurada hasta los jalapeños fritos y rellenos de queso, pasando por tequeños, patatas fritas tuneadas con todo, nachos, tiras de pollo, alitas o un combo con un poco de todo para probar.

Hasta media decena de sándwiches. El cubano, un clásico; el Club de aquí, que a diferencia del americano lleva huevo; el abocado y el American C. De todos, me quedo con el de pollo chipotle. Emparedado triple con pollo tex mex, salsa chipotle, guacamole, pico de gallo, huevo y doble bacon. Combinación acertadísima y equilibrada, con cada ingrediente muy bien medido y el pan aguantando todo el conjunto. Al igual que el resto de platos, se acompaña de patatas fritas caseras con diferentes salsas hechas también en el local.

Media decena también de perritos calientes. Manhattan, Bronx, Queens, Brooklyn, Indiana… Ale ha viajado in situ a la ciudad de los rascacielos para rastrear los hot dogs de cada distrito y adaptarlos en su local.

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En general, bocadillos y raciones generosas. Piel bien hidratado, fundamentalmente de brioche, y firme para aguantar bien la carga de ingredientes de calidad.

Hay menús infantiles también con cantidades más pequeñas y precios inferiores.

A los postres, la tarta de queso Jacob es la única opción. Suficiente habida cuenta de la respuesta por parte del cliente. Se las quitan de las manos.