El Almería contra 12: día triste para el arbitraje

Almería

Fue un día triste para el arbitraje de España. Una jornada donde los lamentos de un entrenador saltaron al terreno de juego e influyeron en el árbitro de campo y el de la sala VAR. Viene siendo una constante que al Almería le apliquen un distinto rasero que a sus rivales. Ven muchas amarillas siendo un equipo noble en su propuesta. Es un aspirante al ascenso y le pitan con la gorra. Habla poco y sus quejas no trascienden. La cruzada de Alfonso García con aquel vídeo demostrativo de los errores arbitrales la temporada del primer descenso a Segunda ha pasado una factura enorme. El club no levanta una polvareda cuando le perjudican y mejor que no lo haga ¿Para qué?

El partido de Ceuta tenía mucho verbo por la Segunda División. Primero la queja de José Juan Romero por el día y la hora de la reanudación del partido. Luego la sala VAR en A Coruña y el escudo del Ceuta. Manifestaciones que trascienden y suele pasar que a la primera queja de un mal arbitraje llega la reacción que pagan terceros: le ha tocado al Almería. El penalti de risa pasaba de largo para la sala VAR y le importaba un pepino al árbitro de Valladolid, Óliver dela Fuente Ramos, que estuviera toda la Segunda División pegada al televisor viendo su error. El colegiado Morilla Turrión no vio la jugada pero se mantuvo firme y el Ceuta recibía lo que le quitaron.

Para un colegiado que debuta en la categoría quedará el haber perjudicado a un grande de LaLiga y seguro que le catalogarán de árbitro valiente, cuando en realidad hacía el ridículo perjudicando a un club y faltando el respeto al escudo y a su afición. Donde las dan las toman, y no debe olvidar el entrenador del Ceuta que sus quejas han surtido efecto: “El que llora mama” que decía Rubi.

Los árbitros están al tanto de LaLiga

“Fastidiar a un grande te hará mejor árbitro”, le dirán sus íntimos, pero no puede estar contento con señalar ese penalti que pone al arbitraje español a los pies de los caballos. En la Segunda estarán muertos de risa los rivales del Almería, viendo el arbitraje sufrido en Ceuta. Van dando tumbos y no tienen arreglo. No se trata de cambiar a los de arriba: la herida es profunda. Compensando errores no se llega a ninguna parte ¿Qué factura pagó en Ceuta el Almería? Todo se sabe en la categoría y los árbitros están al tanto de todo lo que sucede y nada más llegar a la Ciudad Autónoma ya iba conociendo Morilla Turrión que en Riazor perjudicaron al Ceuta.

El Almería debe oír, ver y callar. Tener claro que no se debe meter en esa espiral de protestas porque lo que toca es aprender a jugar contra 12 en cada partido. Hay calidad y capacidad para superar todos los inconvenientes. El secreto está en el gol. Salir a por los partidos a vencer y pasar del colegiado y de su rasero que lo saben de memoria los hombres de Rubi. En una categoría tan igualada no es fácil jugar contra 12, pero es lo que toca, y habrá que adaptarse porque lo de Ceuta es un capítulo más en la larga lista. Aquí nadie pone el grito en el cielo: es mejor. Pitaba bien la primera mitad el 9 de noviembre y el 26 ra otro árbitro.

Lo de Lopy no es casualidad

Hay futbolistas del Almería ‘señalados’ por el estamento arbitral. No compiten tranquilos cuando de la disputa de un balón se trata. La primera tarjeta amarilla de los partidos se la lleva un rojiblanco y por una acción similar al rival se le perdona. Tiren de imágenes de archivo. Rubi es un entrenador que no quiere polémicas porque sabe su oficio y conoce bien al estamento arbitral. Es mejor competir que quejarte. Una protesta te dará un partido, pero a la larga no te salva la temporada. Lo de las amarillas a Lopy es algo que se viene produciendo de forma constante. El entrenador lejos de poner el grito en el cielo se pone a trabajar en la mente del jugador.

El fútbol es un deporte de contacto. No es baloncesto. Los jugadores del Almería han crecido en eso que se llama duelo individual y no les dejan ir a la disputa de un balón, porque si lo hacen al límite serán amonestados. Pasó y pasará, lo saben de memoria los futbolistas y el staff técnico del Almería. Una plantilla educada por su entrenador a competir con nobleza aportando calidad al fútbol no se merece esta respuesta. No tiene la culpa Lopy de la derrota en Valladolid en un concierto de VAR, la del Racing si que era de autor y se la ganaba a pulso el senegalés. Y lo de Ceuta es triste para el fútbol español. No tiene arreglo el arbitraje.

La tecnología está y no la saben utilizar

Pagó el vino que no se bebió. El escudo del Ceuta esta vez fue supervalorado. Las rajadas tienen premio. Que se lo mire Romero que se hará justicia. Se quedaba nuevo con la victoria ante el Almería. Sus quejas valen tres puntos, pero ha quedado señalado, y por mucho que reconozca que no fue penalti, como hombre del fútbol sabe que el árbitro iba condicionado a la jugada por sus declaraciones. LaLiga se ha gastado una ‘millonada’ en el VAR, una tecnología que aplican a su antojo. Qué estaría viendo Óliver de la Fuente Ramos para no avisar a su compañero de haber metido la pata. Le han dado herramientas pero no saben arreglar la avería.

No es cuestión de dinero. Lo del arbitraje se transmite por generaciones y se le ha dado patente de corso al juez de los partidos. Los clubes se juegan una pasta y por ello un señor de Valladolid debió impedir la ‘cantada’ de un penalti de risa, que ha dado la vuelta a España escribiendo una nueva página triste para el estamento arbitral. No es casualidad lo que pasó en Ceuta y regalando tres penaltis al Almería contra el Huesca esto no se arregla. Dan pena, fallando con una tecnología punta a su alcance: que se la pasan por el forro.