Armonía histórica entre platos de Tribeca y vinos de Barbadillo con 99 y 100 puntos Parker
Una vivencia única con un exquisito menú del restaurante sevillano, diseñado para catar algunos de los vinos de Barbadillo más premiados
Sevilla
El restaurante sevillano Tribeca y Bodegas Barbadillo han celebrado hoy una experiencia irrepetible que ha reunido, por primera vez en un mismo menú, a los dos vinos más reconocidos en la historia reciente del Marco de Jerez: el Palo Cortado Reliquias Barbadillo, primer vino del Marco en alcanzar 100 puntos Parker, y el Bota Única Alcalde Amontillado, distinguido recientemente con 99 puntos Parker.
Esta “armonía”, ha sido diseñada como un viaje culinario, donde cada plato ha marcado una estación y cada vino ha abierto un nuevo capítulo de un relato sensorial excepcional. “Hay momentos que solo pueden vivirse una vez, y este era uno de ellos”, explicó Álvaro Alés, Director de Marketing de Bodegas Barbadillo.
“Teníamos los vinos, el talento culinario y la oportunidad de crear una vivencia memorable”.
Un menú que ha contado una historia a través de cada vino
El encuentro ha comenzado con un prólogo de aperitivos: un tartar “mar y montaña” de carabinero y cresta de gallo, y una caprese reinterpretada en dos pases, pan tumaca y burrata con sardina anchoada y albahaca, ambos armonizados con Alba Balbaína, vino de pasto procedente del histórico pago de Balbaína Alta. Como resume la enóloga Montse Molina, este vino “refleja la luz del alba en la tierra albariza” modulada por el viento atlántico que atraviesa el Coto de 1 Doñana, permitiendo que la Palomino de cepas viejas exprese “su máxima sapidez”, en palabras de Javier Blanco, responsable de la división de Alta Enología de Barbadillo.
Los entrantes han intensificado el relato: Una excelente versión de Perico Giménez de la célebre sopa de trufas negras V.G.E. de Paul Bocuse y una vieira de Dieppe con Beurre Blanc a base de Alba Balbaína y apionabo fondant, armonizados con Pastora, la manzanilla pasada en rama más emblemática de Barbadillo. Pastora, considerada como un “preamontillado”, se ha anticipado con precisión a la evolución de los vinos mayores del menú. No en vano, este vino ya fue uno de los vinos protagonistas de la reciente Noche de las Estrellas Michelin.
Del 99 al 100: el eje central de la armonía
El plato principal, un pescado marca de la casa, servido junto a la Bota Única Alcalde Amontillado (99 puntos Parker), un vino de enorme finura cuya estructura ha acompañado al plato con una fusión exacta.
Tras una refrescante pausa, un sorbete de granada y Vermut Atamán, la experiencia ha alcanzado su cima con el postre mítico de Tribeca: Yema de huevo con helado de berenjena a la llama, guiño directo a la tradición jerezana que cedía las claras para clarificar vinos y entregaba las yemas a los conventos, origen de sus dulces históricos. Ese postre ha dado paso al momento más esperado: la cata del Palo Cortado Reliquias Barbadillo (100 puntos Parker), un vino legendario, procedente de soleras centenarias y elaborado en cantidades extremadamente limitadas. “Un vino reservado solo para momentos verdaderamente únicos”, señaló Álvaro Alés durante la presentación.
Una vivencia, no un evento
El encuentro no ha sido una comida formal, sino una vivencia diseñada para permanecer en la memoria. Este concierto de sensaciones se ha celebrado en un exclusivo servicio único, con solo diez plazas dobles, agotadas en poco tiempo y asignadas por riguroso orden de solicitud.
