Un interesante toque hondureño en la calle Porvenir

Jerez de la Frontera

Una familia hondureña lleva cinco de los siete años desde que llegó a Jerez sirviendo la típica cocina de su país, primero en un establecimiento en la zona del Club Nazaret y desde hace casi dos años en la calle Porvenir.

La gastronomía centroamericana tiene así también un hueco dentro de la cada vez mayor y más variada oferta hostelera en la ciudad. Y lo tiene en una calle céntrica que, pese a no ser la más comercial, no está tan alejada de las principales vías del centro.

Al final de la calle Porvenir, rondando el barrio de La Plazuela y la plaza Madre de Dios, está "Un toque hondureño", un bar que desde fuera no llama la atención y por dentro tiene una decoración más bien retro, además de poca luz natural. El local es más profundo que ancho, y termina en una escalera donde están la cocina y los aseos. Antes hay mesas a la izquierda con manteles de cuadritos azules y blancos, trajes regionales colgados en la pared junto a una bandera del país y una camiseta de un equipo de fútbol que no identifico. Este último detalle me recuerda precisamente que de Honduras tuve noticias por primera vez en el Mundial de España 82, cuando nos enfrentamos a su selección en el partido inaugural y no pudimos pasar del empate, y eso gracias a un penalti.

A pesar de la influencia española en una de nuestras colonias hasta 1821, la gastronomía de Honduras tiene sus raíces en la cocina precolombina mesoamericana, donde se empleaban indistintamente plantas, carnes y peces; maíz, frijoles, guanábana, ayote, calabaza, yuca tomate, papa, pataste, camote, vainilla, canela o cacahuetes, que servían también como remedios naturales o medicamentos. Recolectadas también de las fértiles y lluviosas tierras, la piña, el aguacate, la papaya y la guayaba. Estos productos derivaron en platos preparados como las tortillas de maíz nixtamalizado, burritos con frijoles y tamales, o bebidas como el atole, el pinol o el chocolate.

Posteriormente, la influencia estadounidense hizo que se sustituyera la harina de maíz por la harina de trigo.

Uno de los platos más conocidos del país surge de la costa norte, y son las baleadas. Además, son muy populares el arroz con maíz y pollo, la carne asada o asoleada, la chanfaina o candinga, el casamiento (arroz y frijoles), la chuleta frita, los elotes cocidos bañados con mantequilla, el jamo, las montucas y tamalitos de elote, los nacatamales o el pollo chuco.

El hondureño de Jerez al que dedicamos nuestra crónica tiene un marcado aire informal, con una mujer atendiendo las mesas y explicando pacientemente los platos típicos del país. Entre sus clientes habituales no faltan hispanoamericanos residentes en la zona que encuentran en el establecimiento una conexión con los platillos, ingredientes y sabores de sus respectivas patrias de origen.

No tienen bebidas típicas, por lo que opto por una sangría comercial, sin más. La carta plastificada es una sucesión de fotografías de cada plato que ocupa varios folios. Buena voluntad, pero poco efectivo.

La sopita del día, que hacen solo los domingos y que podría tener paralelismo con el puchero de aquí, es la estrella de la carta. Dependiendo de la zona del país donde se elabore puede ser de costilla con lenteja y rabito; de pollo para la gripa; de langosta, de frijoles, de arvejas amarilas o de lito a la odalys. Sin embargo, la más característica es el Tapado, hecha de carne con guineo, yuca, plátano y leche de coco. El tiempo frío y lluvioso de estos días la convierte en un plato idea, pero al no ser domingo…

Así las cosas, comenzamos con unos pastelitos de carne con base de maíz y verduras, arroz, carne picada de cerdo y salsa. Viene a ser un taco en el que se sustituye la torta de harina por una de maíz. Fresco y sabroso bocado para empezar.

En segundo lugar vamos con la baleada, otro de los platos típicos hondureños, aunque su origen es relativamente reciente, de mediados del siglo XX. Consiste en una tortilla de harina de trigo de una mano de diámetro, doblada a la mitad y rellena de frijoles rojos fritos, mantequilla, queso, huevo cocido, carne troceada, aguacate, rodajas de plátano maduro frito. Habitualmente se toma en el desayuno o en la cena y su nombre se debe a los frijoles, a los que se les llama balas. La que nos ocupa no deja de ser una especie de burrito blanco bien condimentado, aunque algo corta de ingredientes quizás.

En mi opinión, lo mejor de la experiencia gastronómica hondureña es el pollo con tajadas. Se le conoce también como pollo chuco y es un plato muy consumido en el país. Tiene una base de plátano frito en forma de tajadas y se acompaña de pico de gallo, pollo deshebrado, encurtidos y salsas. El plátano macho frito tiene una textura similar a la patata, pero más dulzón. Diferentes texturas, contraste de sabores y un plato recomendado para disfrutones y amantes de sensaciones diferentes.

Interesante también el siguiente plato, un plátano preparado. Plátano macho frito, esta vez cortado por la mitad y lo largo, relleno de huevo, salsa, frijoles y acompañado de queso de vaca y aguacate.

Un plato contundente es la enchilada, con base de maíz frito, verduras, carne picada de cerdo, queso y salsa. En la misma línea, pero no por ello menos rico e interesante.

Los tacos de res no varían en exceso de lo que hemos ido probando anteriormente. Tortitas de harina blandas con carne, verduras, encurtidos y salsa. Ídem.

Nos decantamos de postre con otro plato típico. El tamal de elote lo toman de la gastronomía mexicana. Es un tamal elaborado con maíz tierno molido que le da un sabor dulce y aderezo de queso. Lo menos afortunado de todo, aunque lo compensamos con un buen café que nos deja buen sabor de boca y la satisfacción por haber tomado contacto con una gastronomía lejana a la que saber dar su toque en este modesto local.