Sociedad

Julia Justes, arqueóloga: "No somos una ciudad que cuide y proteja su patrimonio; me entristece que demos la espalda a nuestro pasado"

Sobre el estado actual de la Muralla de Huesca, la arqueóloga ha señalado que este elemento patrimonial requiere de intervenciones "urgentes" y también de una "puesta en valor"

Huesca

Más allá de la búsqueda de una salida en el paseo de la Muralla que permita unir su extremo (actualmente con una valla metálica) con la plaza Mosén Demetrio Segura, desde un punto de vista técnico este elemento patrimonial "no se encuentra en estado presentable". Es lo que opina la arqueóloga Julia Justes que advierte de que hay "puntos de la misma que requieren de intervenciones urgentes" y también de una "puesta en valor".

Califica como "muy deficiente" su estado de conservación y cree que la documentación de contexto sobre la misma es "la peor posible" porque "no existen carteles indicativos, maquetas y otras informaciones" que permitan situar su trascendencia desde el punto de vista histórico.

Por este motivo, sentencia que "no somos una ciudad que cuide y proteja su patrimonio" y lamenta que le "entristece que demos la espalda a nuestro pasado". Sugiere que se acometan las actuaciones que sean necesarias para preservar este conjunto histórico y que se establezca un recorrido informativo que permita al visitante, y también a los propios vecinos, ser conscientes de la importancia de esta fortificación.

La Muralla de Huesca se remonta al siglo IX y fue donde murió el rey Sancho Ramírez

Su historia se remonta siglos atrás, al siglo IX, cuando la Península formaba parte del Califato de Córdoba. Por aquél entonces Huesca se conocía como Waska y era una de las ciudades más septentrionales de Al-Andalus.

Cuando llegaron los musulmanes a Huesca en el 719 ya se encontraron una parte fortificada de época íbero-romana. Debido a su cercanía a otros reinos no musulmanes y a los posibles asedios llegó desde el Califato de Córdoba la orden de amurallara en el año 875. No quedó ahí la defensa de la ciudad, ya que ésta tuvo que ser ampliada en el siglo X, debido al crecimiento de la población. La muralla llegó a tener un perímetro de dos kilómetros y recorría las actuales calles oscenses de la Ronda de Montearagón, Joaquín Costa, Coso Alto y Coso Bajo.

La fortificación llegó a contar con 99 torres de defensa, separadas entre sí 22 metros. Para entrar o salir de la ciudad se debía de atravesar alguna de las siete puertas de Waska. Las más importantes coincidían con los cuatro puntos cardinales. Sólo se conserva parte de La Porteta, cerca de la plaza de Toros (a pesar de que en 2005 hubo un incidente con un camión que por poco se la lleva por delante). De aquellas 99 torres, sólo ha llegado hasta nuestros días la llamada del Septrión, aunque ésta no tiene su aspecto original, ya que se remodeló en estilo gótico siglos más tarde.

En época cristiana se conservó la muralla y se hicieron cambios y adecuaciones para reforzar su defensa. Se pueden ver restos de esta época en el Transmuro y en los dos Cosos, que son los que esencialmente se pueden observar hoy en día. Fue en la muralla, donde murió el rey aragonés Sancho Ramírez, quien fue alcanzado por una flecha cuando estudiaba la muralla para la reconquista de Huesca. Tras el incidente, la ciudad quedó asediada por las tropas de Pedro I durante seis meses hasta que al final en 1096, cayó en manos aragonesas.

La muralla está viviendo una nueva época en su historia, ya que en el año 2006 fue nombrado como Bien de Interés Cultural de Aragón. En 2007 comenzó un proceso de recuperación para conservarla y evitar desprendimientos. El primer acto restuaración tuvo lugar en la calle Desesngaño y sirvió para recuperar ese tramo y continuar arreglando la muralla entre los números 102 y 106 de esa misma calle. más o menos unos 190 metros de muralla.

Dada su importancia desde la época romana, en la que era conocida como Osca, Huesca debió estar amurallada. Estas murallas debieron ser sucesivamente reforzadas y ampliadas con el paso del tiempo, en las épocas posteriores, musulmana y cristiana. Al perder su función defensiva e impedir el crecimiento de la ciudad fueron desmontadas en gran parte y sus materiales utilizados para la construcción de edificios y muros.

Aunque han desaparecido en gran parte, lo que se conserva de las murallas de esta ciudad nos habla de su importancia. Lo más importante se sitúa en la zona denominada significativamente Trasmuro, entre el puente de San Miguel y la Plaza de Toros, y que alberga lienzos de la muralla y el único torreón conservado, de planta cuadrada y rematado por ménsulas. Lo conservado está construido con sillarejo y otros materiales. En uno de los lienzos se conserva una puerta situada en alto, adovelada y con arco de medio punto, que seguramente fuera construida en la Edad Media.

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