Una generación irrepetible: el legado del himalayismo aragonés
Primera mesa redonda del Foro Conversa "La montaña como elemento económico, social y deportivo"

José Luis Rodrigo, Lorenzo Ortas, Manuel Avellanas y Manolo Bara.
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Benasque
La primera mesa redonda 'Himalayistas aragoneses: Espíritu de equipo, una generación irrepetible' comenzaba echando la vista a hace 30 años. Para ser más exactos, al 13 de agosto de 1995. Se hacía con un audio en el que se escuchaba a Manolo, en el campo base, anunciando que Lorenzo Ortiz, conocido como ‘el Americano’, había alcanzado el pico del K2. En solo unos minutos lo lograba Flaco y Escartín. Manuel y Pepe Garces, todavía ascendiendo cuando reciben el aviso del logro. Un hito que termino resultando ser una celebración agridulce, “nos hemos quedado atados a ese pico del K2 donde perdimos a tantos compañeros” explicaban en la mesa compuesta por el presidente de Peña Guara, Manolo Bara; el vicepresidente de Peña Guara, Lorenzo Ortas y el médico y montañero, Manuel Avellanas, moderada por José Luis Rodrigo.
Entre las cumbres más altas del mundo y las paredes verticales del Pirineo, se forjó una generación única de montañeros aragoneses. Amigos, compañeros de cuerda y de vida, estos alpinistas marcaron un hito en la historia del himalayismo español entre 1977 y 1995. No eran superhéroes, como ellos mismos dicen, sino un grupo de apasionados que soñaron alto… y lo lograron.
Fue en el verano de 1983 cuando Peñaguara logró una gesta histórica: la cima del primer ochomil aragonés. Lorenzo Ortas y Javier Escartín formaron parte de aquella expedición al Baruntse, organizada por el recientemente fallecido Pepe Díaz. Aquella fue la chispa que encendió el sueño del Himalaya. Lo que comenzó en las cumbres andinas se convirtió en una carrera pionera hacia lo más alto del planeta.

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Abrir huella, en todos los sentidos
“No le dábamos importancia entonces”, recuerdan hoy con humildad. Pero abrir rutas vírgenes en montañas de más de 7.000 y 8.000 metros, sin apenas información, era una proeza al alcance de muy pocos. Y ellos lo hicieron. Subieron el Hidden Peak, pidieron permiso para el Gasherbrum II, y llegaron incluso al Everest, cuando aún no era la cima comercial que es hoy. Lo hicieron casi sin ayuda, con sherpas inexpertos, renunciando unos para que otros pudieran alcanzar la cumbre.
“Subir al Everest era como si Huesca ascendiera a Primera”, dicen con ironía. Y es que, desde Aragón, escalar hasta el techo del mundo fue un acto de fe, valentía y determinación. Una verdadera hazaña.

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El Pirineo: siempre casa
Aunque cruzaron fronteras y superaron los 8.000 metros, nunca dejaron de mirar al Pirineo como su hogar. “Aquí estamos a gusto”, dicen. Y es que el anhelo por nuevas alturas no nacía del desprecio por lo cercano, sino de una sed insaciable de aventura.
El Aneto fue el comienzo de todo para muchos. La primera montaña, la que los atrapó para siempre. “Tenía 15 años, me prestaron unas botas y una mochila… y subí el Aneto. Ahí me quedé enganchado”, recuerda Lorenzo de ellos. Desde entonces, la montaña dice ser, su forma de vida.
Una convivencia única
La montaña ha sido lo que les ha hecho no ser compañeros sino, amigos. La incertidumbre por lo desconocido en una época en la que no había GPS para orientarse, nadie adelantaba el tiempo que iba a hacer o el estado de la montaña y, las familias, no sabían nada de ti durante mucho tiempo. “Mandábamos cartas y en ocasiones estás cartas llegaban a nuestra casa después de nosotros.”.
Incluso la medicina era otra. Manuel Avellanas cuenta como, además de tratar a los compañeros que ascendía, había poblaciones en las que tocaba atender algún vecino, “no tenían medico en estas localidades.”. Vendajes, curas y medicamentos eran las cosas más demandadas.
Una historia que no se repetirá
Actualmente es imposible vivir la montaña como ellos la vivieron, “hemos perdido el espíritu aventurero” explicaba Manolo Bara. Ahora subes a la montaña con mucha información y ya no se descubre caminos. Pero hasta ahora, ellos han sido los encargados de abrirlos.
son: leyenda viva del alpinismo.




