Los secretos de la gigafactoría de Figueruelas
El gobierno aprueba el PIGA de la fábrica de baterías de Stellantis con CATL, el proyecto TORO, con exigencias de "confidencialidad" que van más allá de la tecnología o los datos económicos de la empresa

Los secretos de la Gigafactoria de Figueruelas en Zaragoza
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Zaragoza
Con mucha exigencia de secretismo comienza la tramitación de uno de los principales proyectos económicos de la legislatura, la gigafactoría de baterías eléctricas de CATL para los vehículos de Stellantis, en los términos de Figueruelas y Pedrola (Zaragoza).
En los 18 folios donde se da cuenta, en el Boletín Oficial de Aragón de este miércoles, de la aprobación de la declaración de Interés Autonómico del bautizado proyecto Toro, por no nombrar no se cita ni a la propia compañía responsable de esta factoría, la china CATL.
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El acuerdo del Gobierno atribuye a la mercantil "Stellantis España SL" la condición de promotora definitiva de la actuación. Es Stellantis la que aporta la documentación, con dos partes bien diferenciadas, la versión no confidencial y una memoria justificativa de confidencialidad.
La empresa pide considerar parte de la información entregada para estos trámites como confidencial pero esto, y así lo refleja el BOA, lo tiene que argumentar y justificar y debe ajustarse a la normativa vigente para estos casos.
"El órgano sustantivo para la autorización del plan, programa o actividad, ponderando el principio de información y participación pública en materia de medio ambiente con el derecho a confidencialidad por respeto al secreto industrial y comercial, decidirá si la información propuesta como confidencial goza de tal consideración o no". Tal cual lo explica la publicación oficial.
¿Qué es "confidencial"?
¿Y qué considera que debe ser confidencial el promotor?, para empezar buena parte de la documentación que aporta sobre sus equipos de fabricación de baterías, lo que incluye los procesos, los planos o la implantación de dichos equipos, también datos de carácter económico, de los que se excluyen la cantidad inversora o el impacto sobre las haciendas públicas.
La empresa también ha pedido confidencialidad sobre su consumo de materias primas y auxiliares, las características de los efluentes generados por sus procesos o las fichas de seguridad de los productos químicos.
En cuanto a la planta, por "seguridad operativa y ciberseguridad", Stellantis quiere resguardar también con ese carácter de confidencialidad la información sobre sus redes industriales, sensores y sistemas de automatización por considerar que "pueden ser utilizados por actores externos con intenciones maliciosas, para vulnerar la seguridad". Según queda explicado en el BOA, se considera que ocultar esta información puede prevenir sabotajes, ataques cibernéticos o fallos operativos.
¿Y el tratamiento de aguas residuales?
Pero no sólo. Asimismo, "se considera como confidenciales los proyectos de detalle elaborados para el tratamiento de aguas residuales de la gigafactoría".
La Cadena SER ha consultado con la Confederación Hidrográfica del Ebro, quien asegura que ellos sí deberán conocer toda esta información, para poder evaluar si lo que vierten, en este caso al río Jalón, tiene o no viabilidad.
Según la CHE, esta viabilidad se evaluará e integrará en el informe que, sobre medioambiente, elabore el INAGA.
El proyecto Toro
El proyecto Toro comprende no sólo la fábrica de baterías, también la construcción de una subestación eléctrica, su línea de conexión, la de evacuación de los parques de renovables asociados y obras de restitución del abastecimiento de aguas de Stellantis.
Estas obras incluyen "las actuaciones necesarias para la renovación del sistema de impulsión entre la captación del río Ebro, el canal Imperial y la planta de Stellantis".




