El origen de AMBAR, 125 años de historia
El responsable de comunicación y marketing de AMBAR, Enrique Torguet nos cuenta cómo surge la fabrica cervecera en San José.
Zaragoza
En una ciudad que a comienzos del siglo XX apenas superaba los 100.000 habitantes y en la que los tranvías aún eran tirados por caballos, nacía una industria que con el tiempo se convertiría en parte del alma aragonesa: la cervecera La Zaragozana, actual responsable de la emblemática marca AMBAR, cumple este 10 de julio 125 años de historia.
AMBAR celebra su 125 aniverario / Cadena SER
AMBAR celebra su 125 aniverario / Cadena SER
Así contaba el origen de lo que es considerada la mejor cerveza del mundo según World Beer Challenge 2024, el responsable de comunicación y marketing de AMBAR, Enrique Torguet.
Trabajadores de 1903 de la Fabrica La Zaragozana / Cadena SER
Trabajadores de 1903 de la Fabrica La Zaragozana / Cadena SER
Fotografía de una de las camionetas antiguar de reparto de AMBAR. / Cadena SER
Fotografía de una de las camionetas antiguar de reparto de AMBAR. / Cadena SER
Ubicada en sus inicios a las afueras de la ciudad, en el camino de las alcachoferas y junto a la acequia de Hontanar, la fábrica se benefició desde el principio de una ubicación estratégica, con acceso directo al agua, ingrediente esencial para la elaboración de cerveza.
Bar con el primer grifo de cerveza AMBAR / Cadena SER
Bar con el primer grifo de cerveza AMBAR / Cadena SER
Fabrica de San José de AMBAR. / Cadena SER
Fabrica de San José de AMBAR. / Cadena SER
Con la llegada del siglo XX, las cosechas de cebada se multiplicaron en el entorno de Zaragoza. Aprovechando ese auge agrícola, varias familias adineradas decidieron transformar ese cereal en un nuevo producto: la cerveza. Para ello, becaron al ingeniero aragonés Antonio Mayandía para que viajara a Alemania, donde aprendió los secretos de la industria cervecera europea. De allí regresó no solo con conocimientos, sino también con el primer maestro cervecero, el alemán Charles Schlaffer, y con maquinaria pionera que funcionó con poleas hasta 2020.
En sus inicios, la fábrica no solo producía cerveza, sino también malta y barras de hielo, esenciales en una Zaragoza sin refrigeración. La cerveza era un bien tan escaso que solo podía servirse durante determinadas horas, y los propios trabajadores vivían en la fábrica, cobrando parte de su sueldo en litros de cerveza. En 1918, incluso se registró un conato de huelga cuando se limitó el consumo diario a dos litros por turno.
Antiguo bar, principales clientes de AMBAR. / Cadena SER
Antiguo bar, principales clientes de AMBAR. / Cadena SER
Durante décadas, la producción fue completamente artesanal: desde la maltería, donde el grano germinaba y se tostaba, hasta las salas de cocción y fermentación, donde la magia ocurría. Hoy, ese proceso ha evolucionado hacia una moderna planta en La Cartuja, donde cinco robots automatizados gestionan un almacén de 35 metros de altura y donde toda la producción es digitalizada, aunque aún se conserva el molido del lúpulo al final del proceso, como homenaje a la tradición.
