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Sociedad

40 años de la caravana de Plan

El 7 de marzo de 1985 cambió para siempre la historia de un pueblo del Pirineo aragonés donde no había mujeres

Reportaje 40 años de La Caravana de Plan

Zaragoza

En enero de 1985, un pequeño pueblo del Pirineo aragonés saltó a la fama por un anuncio publicado en la prensa: “Se necesitan mujeres de entre 20 y 40 años con fines matrimoniales para pueblo del Pirineo aragonés”. Detrás de aquella idea estuvieron Miguel Ángel Fumanal, el exalcalde José López y un grupo de vecinos que, entre partidas de cartas y tertulias en el bar Ruché, encontraron inspiración en una película del oeste: Caravana de mujeres.

El paralelismo con la cinta estadounidense resultó evidente: en Plan apenas quedaban mujeres solteras, muchas habían emigrado a las ciudades, y los hombres permanecían en el valle sin perspectivas de formar familia. Por eso, decidieron lanzar aquel anuncio en la prensa durante tres días, pagando 600 pesetas —poco más de tres euros actuales—. Lo que empezó como una ocurrencia de sobremesa se convirtió en un fenómeno mediático.

La noticia corrió primero por el valle y después por toda España. Las cámaras de televisión llegaron a Plan y la expectación fue creciendo. Incluso el grupo aragonés Puturrú de Fua compuso una canción sobre la falta de mujeres en el pueblo. La logística tampoco resultó sencilla: Plan tenía entonces apenas 170 habitantes y organizó un pabellón para acoger a las visitantes.

Mientras tanto, en Galicia, una enfermera llamada María Ángeles leyó el anuncio en un periódico del hospital. Animada por una monja, se puso en contacto con Mariano, un vecino de Plan. Intercambiaron cartas y fotografías antiguas hasta que llegó el esperado 7 de marzo de 1985. Ese día, un autobús repleto de mujeres llegó al valle, mientras el guía les describía el paisaje pirenaico que las recibía.

El contraste cultural no pasó desapercibido. Algunas trajeron abrigos de piel y tacones, pero en Plan se necesitaban mujeres prácticas, dispuestas a compartir la vida rural, las casas, los huertos y el turismo emergente. Aun así, las afinidades surgieron pronto. María Ángeles, tras conocer a Mariano, pidió un permiso especial en su hospital para mudarse con él y con sus hijos. Aquella relación se convirtió en el primer matrimonio nacido de la caravana.

La historia se repitió con otros vecinos. Maximina y José también se conocieron en aquel encuentro y, en pocos meses, contrajeron matrimonio. En total, la caravana dio lugar a varias parejas y revitalizó la vida de este pequeño pueblo del Pirineo.

Lo que comenzó como una idea improvisada en un bar se transformó en un hecho histórico que todavía hoy se recuerda. La caravana de mujeres de Plan demostró que, con ingenio y un poco de osadía, hasta un rincón remoto podía cambiar su destino.