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Sociedad

Adolescencia en la era digital: emociones sin filtro

Es la etapa en la que todo cambia y nada parece encajar. Los especialistas apuestan por la autoestima, límites y conexión con las familias

Hoy por Hoy y la adolescencia (18/11/25)

Zaragoza

La Universidad de Zaragoza, de la mano de Alejandro Legaz, Carmen Mayolas-Pi y Joaquín Reverter, ha realizado un estudio con más de 10.000 adolescentes de entre 11 y 19 años para evaluar su salud emocional. Los resultados muestran que la crisis emocional afecta de forma distinta a chicos y chicas: ellas presentan peores indicadores en ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, calidad del sueño, bienestar emocional y práctica deportiva.

Hasta los 13 años no hay diferencias, pero a partir de los 14 surge una brecha significativa, relacionada con cambios hormonales y sociales. Las chicas tienen un equilibrio emocional más frágil, menor autonomía y mayor presión social, lo que aumenta su vulnerabilidad. El deporte, especialmente el competitivo, actúa como factor protector y mejora la salud mental, sobre todo en quienes compiten a nivel nacional, ya que gestionan mejor su tiempo y logran buenos resultados académicos y deportivos.

Sin embargo, la diferencia de salud mental entre géneros persiste hasta la edad adulta. El estudio propone estrategias como trabajar la imagen corporal y la autoestima en el entorno escolar y familiar, enseñar un uso crítico de redes sociales y ofrecer herramientas para regular emociones y manejar el estrés. Las redes sociales y la presión estética influyen negativamente en la autoestima femenina, por lo que reforzarla es clave para el bienestar emocional.

Como señala Geny Diego, trabajadora social y coach, la autoestima se forma en la infancia, pero en la adolescencia es crucial. Esta especialista explica que decidió dedicarse a este ámbito por su propia experiencia y por ayudar a padres y madres a comprender y acompañar a sus hijos.

El primer paso es reflexionar sobre la propia adolescencia y fortalecer la comunicación y el vínculo familiar, que se deterioran con amenazas, castigos o recompensas excesivas. En esta etapa surge la negociación constante: los límites son pocos y no se negocian, mientras que las pautas pueden ser flexibles. Defiende a los adolescentes frente a etiquetas negativas y apuesta por la disciplina positiva, que combina firmeza y cariño.

Las consecuencias deben aplicarse desde el respeto para no romper el vínculo. El desarrollo cerebral también influye: la corteza prefrontal, encargada del autocontrol, aún está en formación, lo que intensifica las emociones y explica conductas impulsivas. Las redes sociales amplifican la presión social y la autoimagen, hoy más importante que antes por el bombardeo constante de modelos y tendencias.

Aunque se habla de una adolescencia adelantada, señala que cada cerebro es distinto; sí se observa que la menstruación llega antes en las chicas, lo que afecta la relación con los chicos de su edad. Cuando las familias acuden a consulta suelen estar desesperadas, por lo que el primer paso es acoger y entender a los padres para reconstruir el equilibrio. La adolescencia no termina de golpe, pero el desarrollo cerebral se completa aproximadamente a los 25 años.