La guerra del agua de Langreo irrumpe en las relaciones entre los socios del Gobierno del Principado

Oviedo

Izquierda Unida eleva el tono en el marco de lo que ya se conoce como la guerra del agua de Langreo, el intento de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico de recortar en un 75 % la concesión histórica de agua del Canal de Coruxera que disfruta este municipio desde el año 1956. Arropado por el grupo parlamentario en la Junta General, el alcalde, Roberto García, ha denunciado este jueves el ahogamiento de su municipio mediante una medida que coarta sus posibilidades de crecimiento económico y demográfico.

Mientras el regidor amenaza con movilizar a la ciudadanía, en el plano político, la coalición piensa pedir cuentas a sus socios en el seno del gobierno regional. Y es que de momento en Izquierda Unida consideran que estamos ante un problema con solución política, y así esperan que se resuelva en el seno del propio ejecutivo. De consumarse la medida adoptada por la Confederación –que está pendiente sólo de que se resuelva el trámite de alegaciones- entraría en escena el consorcio público CADASA, al que Langreo se vería obligado comprar el agua que ahora tiene de forma gratuita. Y CADASA es un ente público adscrito a la consejería de Transición Ecológica que gestiona una socialista, Nieves Roqueñí. A ella apela la diputada Delia Campomanes, al pedirle que "ayude a solucionar el problema".

El alcalde de Langreo insiste una y otra vez en que estamos ante un intento de ahogar a su municipio. Recortar el caudal de Coruxera de 1.000 a 240 litros por segundo hace peligrar los proyectos industriales que ya están sobre la mesa y los que puedan llegar. Y en este punto cita la lavandería sociosanitaria prevista para los terrenos de Nitrastur, la planta de paneles solares de Exiom en Riaño, y los proyectos que puedan ocupar el hueco dejado por el cierre de la térmica de Iberdrola en Lada.

Roberto García considera ilógico que Langreo sea castigado con el argumento de que no utiliza la totalidad del caudal en concesión, lo que pone precisamente como prueba del consumo responsable del agua en el concejo. Y describe a su municipio como un limón exprimido en las sucesivas reconversiones al que ahora se pretende sacar la última gota. Por si falla la vía política, ya tiene en cartera la de la presión ciudadana. "Saldremos a la calle a defender lo que es nuestro. A eso en la cuenca estamos acostumbrados", concluye en tono de advertencia.