El infortunio rompe la magia de El Molinón
Los rojiblancos pierden por primera vez en casa y el segundo puesto con un gol polémico y otro en propia meta (1-2)

Los jugadores del Sporting lamentan el primer gol del Racing de Ferrol. / LaLiga

Gijón
Algún día tenía que pasar, pero es doloroso ver roto el idilio del Sporting esta temporada con El Molinón, y más de la forma en la que se produjo: con una remontada del rival, un gol precedido de una acción polémica, otro en propia meta ya en el añadido, frente a un rival directo que te supera en la clasificación y con la consecuencia de perder el puesto de ascenso directo. Todo mal. Mucho castigo para un Sporting que jugó como siempre, o casi siempre (intenso, volcado, ofensivo) pero perdió como nunca hasta la fecha.
Es difícil lo que le ocurrió este domingo a un defensa como Róber Pier: salir en la foto de los tres goles del partido. En unas para bien, porque suyo fue el meritorio toque de tacón que acabó desviando su compañero de zaga Izquierdoz para adelantar al Sporting en el marcador a los siete minutos de la segunda parte. En otra, para la duda, porque parece bastante evidente la falta que precedió al gol de Álvaro que suponía el empate del Racing de Ferrol, pese a que fue intensamente revisada. Y la tercera foto fue la desgraciada: el gol en propia meta del defensa rojiblanco en un intento de ceder un balón a su portero.
El Sporting de este domingo se le pueden poner pocos peros, salvo uno muy evidente: la falta de efectividad. El ímpetu, la intensidad, el dominio del juego, la posesión o la ambición del equipo gijonés no valen para tanto si su ataque apenas prueba al portero rival. Dentro del buen nivel general mostrado por el equipo, desentonaron los delanteros: el trabajo infatigable de Juan Otero y Campuzano no lucía con el balón, aunque Campuzano sí tuvo la mejor ocasión de la primera parte en la última jugada previa al descanso: una falta que el árbitro obligó a repetir y en la que el catalán se encontró con una meritoria parada de Cantero con el pie. Poco o nada que reprochar; gran mérito del guardameta en esa acción, frustrando la posibilidad de que el Sporting se fuera al descanso con ventaja en el marcador.
La anterior la había tenido a los treinta segundos Gaspar Campos, en una brillante conducción que generó una doble ocasión que primero desbarató el portero rival y después el balón acabaría en el lateral de la red.
Hassan no paraba de genera peligro por la banda derecha, esta vez respaldado por Guille Rosas en una apuesta muy ofensiva; Cote hacía lo propio por la izquierda, pero nada de eso se materializaba en ocasiones claras, porque al Sporting le faltaba claramente una referencia de área que podría tener ahora con Mario González, que aunque esté lejos de su mejor nivel ya dejó detalles de su calidad como delantero, de que es un futbolista diferente a los que estaban en la plantilla.
Fue un partido entretenido, con un inicio espectacular, un Sporting volcado permanentemente al ataque y un Racing de Ferrol cuya apuesta sigue siendo plausible y efectiva, pero el final lo trastocó todo. El Sporting ya sabe lo que no quería saber: cómo se digiere una derrota en El Molinón. Mejoir ahora que en el derbi, dirán algunos. Lo cierto es que al jugar sin red de seguridad, el primer tropiezo como local hace que el equipo gijonés caiga del segundo al cuarto puesto. Así que no hay tiempo para lamerse las heridas; el trago hay que pasarlo rápido.

David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...




