El Sporting peleará por el ascenso tras otra carambola exitosa

Gijón

¿Ha sufrido mucho este domingo? Pues prepárese, porque esto no ha hecho más que empezar. Pero si acaba bien, como ha sucedido en la última jornada de la liga regular, merecerá la pena. En una jornada frenética que acabó saliendo perfecta, el Sporting logró el billete para pelear por el sueño: el ascenso a Primera División. Se dieron todas las circunstancias que le valían al equipo gijonés: el Sporting ganó en Elda (0-1) y perdieron tanto el Oviedo en Eibar (4-3) como el Racing de Santander en Villarreal (1-0). El equipo cántabro, el que parecía tenerlo más fácil, se quedó fuera del playoff y los dos asturianos seguirán en la lucha, sin que se pueda descartar que el partido definitivo para el ascenso a Primera se juegue en El Molinón el 23 de junio en un duelo asturiano en el que el Sporting no necesitaría ganar; simplemente no perder. Palabras mayores.

La afición del Sporting ha sufrido lo indecible en las últimas décadas. Pero hay que admitir que, en situaciones desesperadas, las cosas le han salido bien. Esta jornada no llega a los tintes épicos del ascenso de Los Guajes o de la 'resurrección' en Castellón gracias al gol de Alavés, pero el nivel de nerviosismo fue parecido. La parada de Rubén Yáñez al remate de Soberón en el minuto 90 pasa a la colección de momentos antológicos de la historia reciente del Sporting. Antes de eso había llegado el gol de Roque Mesa, que dio una exhibición futbolística que debe hacer repensar su situación de cara al playoff. Si se quiere jugar al fútbol, Roque Mesa tiene que estar en el césped. Un disparo suyo desde fuera del área, cuyo bote perjudicó al portero del Eldense, desató la euforia de los centenares de rojiblancos que estaban en el Nuevo Pepico Amat y de los miles que lo seguían a distancia. Pero quedaba mucho por sufrir.

Además de la antológica parada de Yáñez, hubo otro momento que heló el corazón de los rojiblancos: el posible penalti de Cristian Rivera en el 88, en el que se impuso el criterio inicial del árbitro, benévolo con el Sporting. Y alrededor de todo eso un partido jugado por el Sporting con nervios, sin más florituras que las que aportó Roque Mesa y alguna puntual de Villalba, con una primera parte bastante pobre, en la que sin embargo el Sporting pudo adelantarse cuando en el minuto 3 Djuka marcaba tras un gran pase del valenciano, pero partió en una posición ligeramente adelantada. En la segunda mitad, cuando había que darlo todo, el equipo dio un paso adelante y todos hubieran respirado más tranquilos si el palo no hubiera impedido el gol de Cote en un disparo tremendo nada más comenzar la segunda mitad.

Costó 57 minutos que llegara el gol que confirmaba la misión cumplida, porque el Eibar estaba haciendo lo que tenía que hacer: ganarle al Oviedo. Lloraban y se desesperaban los azules con el gol del Sporting, hasta que ocurrió lo impensable (no tanto si se veía el partido): el gol del Villarreal B al Racing de Santander. El disgusto cambió de bando y fueron los cántabros los que rompían a llorar al ver cómo eran ellos los que se quedaban fuera, mientras los dos asturianos festejaban su clasificación.

Ahora cada uno tomará su camino hacia la final. El Sporting se enfrentará al Espanyol de Gragera, la ida este domingo a las 21 horas en El Molinón y la vuelta el jueves siguiente, a la misma hora, en Cornellá - El Prat. Si logra pasar, el equipo gijonés se jugaría el ascenso contra el Eibar o contra el eterno rival. El primer objetivo está cumplido: La Liga ha acabado y ahora empieza la verdadera emoción. El Sporting llega eufórico y El Molinón será un escenario imponente para cualquier rival. El vestuario sigue convencido: les va a salir bien. Por ahora, la carambola necesaria salió perfecta. A seguir. El sueño de Primera todavía es posible.