Moisés Noval: "Recuperar el gochu asturcelta tiene un punto de romanticismo"
Agrosiero acoge este fin de semana el concurso nacional y el mundial de manjo de esta especie autóctona porcina
El análisis del gochu asturcelta en la SER
Asturias
El Mercado Nacional de Ganados de Pola de Siero acoge este fin de semana, 21 y 22 de septiembre, el concurso más esperado por los criadores de la raza autóctona Gochu Asturcelta. 14 ediciones del Morfológico Nacional donde se exhiben los mejores ejemplares de una raza que, según el último censo realizado durante este verano, arroja las siguientes cifras: 130 madres reproductoras, 30 sementales y sobre 600 animales vivos repartidos en 24 ganaderías activas con cuatro comercializadoras amparadas por la Asociación y con sello de raza 100% autóctona.
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Unas cifras muy lejanas a las de la época de 1930 cuando le número se acercaba a los 30.000 animales censados. De ahí que el presidente de la asociación de criadores, Moisés Noval, afirme que "recuperar el gochu asturcelta tiene un punto de romanticismo".
Casi un centenar de animales procedentes de 12 ganaderías asturianas participarán este fin de semana en Siero en un certamen que busca ensalzar una raza "que fue la base de la alimentación en los pueblos y en las ciudades. Ahora cada vez se hacen menos matanzas, pero antes era la despensa. Cebabas el gochu de un año mientras comías el del anterior. Era la proteína de las casas". Más allá de su labor alimenticia, esta raza es también parte de la historia de Asturias. "El gochu asturcelta fue el que hubo tradicionalmente en la región desde que se conoce el porcino aquí. En la posguerra necesitaban cruzar con otras razas que tuvieran más producción y rendimiento en carne. También que produjeran más grasa. Era necesario para abaratar costes. La grasa también tenía su uso. Por eso se fue perdiendo con el paso del tiempo", afirma Moisés Noval.
En la Pola se celebrará también el mundial de manejo de estos animales cuya envergadura nada tiene que ver con su carácter: "Es un animal muy noble, agradecido y llegas a quererlo como mascota. Luego da mucha pena porque es el típico que vas a verlo y se muestra dócil y tratable". Algo que se demostrará en un circuito especial. "Hay que tener en cuenta que pesan unos 300 kilos, pero les ponemos un eslalon y luego se tienen que subir a un carro de transporte, únicamente guiados por su dueño a través de la voz y pequeños toques. Habitualmente para manejarlo hay que ir caminando detrás de él y hablándole, añadido a toques en la oreja contraria al lado que quieres que se mueva. Eso sí, estos animales no están acostumbrados a la gente y se desorientan a veces".
En cuanto a calidad de su carne, "si hablamos de producción en masa, ahí no. Un gochu habituado para carne pone lo mismo que el Asturcelta pero en cuestión de 6-12 meses. Por eso digo que tiene un punto de romanticismo el recuperar la raza".