Épica (y carísima) victoria del Sporting ante el Zaragoza

Gijón

El efecto Jiménez continúa en el Sporting, sin que circunstancia alguna sea capaz de frenarlo. No parece haber lesión, expulsión o arbitraje polémico que corte la buena racha de un equipo que vuelve a creer y que, ante el Zaragoza, se sobrepuso con éxito a una serie de catastróficas desdichas. El equipo gijonés encadenó la tercera victoria consecutiva y mantiene el pleno de triunfos desde la llegada del nuevo entrenador, pese a jugar toda la segunda parte con uno menos por la expulsión de una de sus estrellas, Jonathan Dubasin, y perder por lesión a casi todas sus figuras ofensivas (Juan Otero y Gaspar). Tirando de manual de resiliencia, el equipo supo ponerse el mono de trabajo. En la segunda parte se limitó a defender la ventaja que había conseguido en la primera con el gol de Otero. Lo mejor es que pese a estar a merced del rival, el Sporting no sufrió realmente, gracias a un gran trabajo colectivo, llevado con aplomo y seriedad. Hubo también demérito de un preocupante Zaragoza, pero conviene poner en valor el trabajo de los rojiblancos. El pitido final fue celebrado con una gran fiesta en El Molinón, porque se consiguió una victoria que salió carísima.

Para su tercer partido, Jiménez apostó por el mismo once, el que ya todo sportinguista se sabe de carrerilla. Será la última vez, al menos en un tiempo, que pueda hacerlo, lo que supondrá un examen para medir el fondo de armario de una plantilla que ahora tiene que afrontar también la Copa del Rey. Pero lo que tocaba este domingo era conseguir tres puntos más en Liga. Y se consiguió, en un partido vibrante.

Juan Otero, desatado en los dos últimos partidos como goleador, adelantó al Sporting con un impecable remate de cabeza en el segundo palo tras un perfecto saque de esquina de César Gelabert y (también hay que decirlo) gracias a un error imperdonable de la defensa maña, que le amargó el debut al debutante Rubén Sellés.

Lo que pasó fue que después de ese gol y de una clara ocasión de Gaspar, el partido se convirtió en una locura, una concatenación de desgracias y polémicas. Se lesionaron Gaspar y Juan Otero, Borja Jiménez los sustituyó por dos jugadores de perfil más defensivo como Nacho Martín y Pablo García. Y cuando en un descuento de locos Dubasin cometió la imprudencia de golpear con el codo a Pomares en la cara (quizás sin mucha fuerza, pero en una acción evitable), el Sporting no solo se quedaba con uno menos, sino con una carencia casi absoluta de jugadores de ataque en el campo.

Jiménez recompuso el equipo al descanso. Mantuvo la línea de cinco en defensa, con tres centrocampistas por delante y Amadou peleando contra todo como hombre más adelantado. Para que entrara el delantero, tenía que irse Gelabert, con lo que había que afrontar el reto de competir sin todas las estrellas de mediocampo para arriba.

Le tocaba defender a un equipo que en la primera parte había mostrado, una vez más, lagunas defensivas, desde el despeje al centro de Pablo Vázquez que le pudo costar caro al Sporting con el 0-0, los temblores en cada saque de esquina de la primera mitad. Yáñez, una vez más destacado, salvó al Sporting, especialmente con una mano prodigiosa ante un remate de Soberón. Incluso el Zaragoza reclamó un gol antes del descanso, anulado por falta sobre el meta.

Los temores a que la segunda parte, encerrados y centrados en la defensa, se le hiciera interminable a los rojiblancos se fue esfumando con el paso de los minutos. El esfuerzo colectivo dio sus frutos y el Sporting fue una auténtica roca, inexpugable para un Zaragoza que tuvo sus llegadas pero ni una ocasión clara.

El Sporting puede disfrutar, aunque sea por unas horas, de la buena racha y de esta victoria épica. Pero el peaje que hubo que pagar por esta empezará a quitarle el sueño a Borja Jiménez, que debe afrontar Copa del Rey y Liga sin ninguna de sus estrellas de ataque. Para recibir a Las Palmas, tampoco estará Álex Corredera, otro de los pilares del equipo, por acumulación de amarillas. En el mediocampo es donde menos preocupará, ante la consolidación de Justin Smith y la entrada de escena de Mamadou Loum. Será el momento de demostrar si, como defiende Jiménez (al menos públicamente) la plantilla está "compensada". Pero ahora toca carpe diem. Que tres victorias seguidas no se consiguen todos los meses.