Dubasin sale al rescate para evitar males mayores
El Sporting no pasa del empate ante el Eibar (1-1) en otro partido frustrante

Dubasin lanza el penalti que supuso el empate. / LaLiga

Gijón
El sportinguismo se llevó este domingo otro golpe de realidad. Un golpe duro. Pensar que este Sporting tiene nivel para pelear por más objetivos que ir acercándose punto a punto a la permanencia es una auténtica quimera. La reacción con la llegada de Borja Jiménez ha sido un espejismo: el Sporting es un equipo que no es capaz de ganar al peor local ni al segundo peor visitante de la categoría. Ante el Eibar, el Sporting acabó salvando un empate gracias a Dubasin, que provocó y materializó un penalti que supuso el empate y evitó males mayores. Son dos puntos de nueve; el equipo va sumando para la permanencia pero sigue demostrando que no hay mimbres para pensar en nada más.
El Sporting tuvo que remar a contracorriente desde el principio. A los cinco minutos la tarde ya se había torcido con el gol del Eibar, que aprovechó uno los clásicos desajustes defensivos del Sporting. Bautista le ganó la espalda a Guille Rosas y su entrada por la banda izquierda se resolvió con un pase atrás que Corpas, absolutamente libre de marca, convirtió en gol. Para colmo, el balón rozó ligeramente en Perrin, engañando a Yáñez, que poco o nada pudo hacer. Era el primero y sería el único tiro a puerta del Eibar en toda la primera mitad y casi en todo el partido.
Dubasin (siempre Dubasin) intentó echarse el equipo a la espalda y se multiplicó para intentar generar ocasiones de gol, pero no encontraba socios efectivos. El equipo llegaba pero no generaba verdadero peligro. Amadou no fue capaz de rematar un par de servicios de El Pingüino y, a pesar de su pelea, sigue demostrando que el puesto de delantero centro del Sporting le queda grande (a Caicedo, ni digamos).
Junto a Duba, también Gaspar Campos (pese a ser duda hasta última hora) trató de generar peligro en ataque, con algún intento de recuperar su olfato goleador en lanzamientos lejanos, una de sus especialidades.
La situación era frustrante. El Eibar más pobre de los últimos años llegaba al descanso con ventaja gracias a una única aproximación al área rival. El Sporting, más voluntarioso, más valiente, no era capaz de equilibrar el partido. Para colmo, la lesión de Arambarri y la consiguiente interrupción durante varios minutos frenó en seco el ritmo del partido y el ímpetu del equipo gijonés.
Esa frustración se fue apoderando de El Molinón y también de los jugadores rojiblancos, que en la segunda parte fueron cayendo en el caos. El equipo estaba roto, partido, con arreones desesperados y temiendo que, en una contra, el Eibar acabara de dinamitar el partido. Tuvo que aparecer otra vez Dubasin (siempre Dubasin) para aprovechar un fallo de Jair y provocar otro penalti que, pese al intento de Caicedo, acabaría materializando el hispano-belga. Magunagoitia adivinó sus intenciones pero Dubasin lo hizo perfecto, ajustando su disparo al palo.
El único fallo de El Pingüino llegaría casi en el minuto 91, cuando tras recorrer todo el campo sorteando rivales, no tuvo el acierto ni la frescura para ver a Caicedo en el segundo palo y la estrelló en un defensa.
El Sporting no se resignaba al empate, y eso suponía que también el Eibar tuviera algún contragolpe peligroso, aunque apenas generó peligro; Yáñez sí tuvo que hacer una buena intervención ante un disparo de Corpas ajustado al palo.
Tuvieron que conformarse los rojiblancos con un pobre punto frente a un pobre rival y dejando una imagen bastante pobre. Pero fue el mal menor para un Sporting que está un poco más cerca del objetivo de la permanencia que, más allá de delirios de grandeza, es lo único a lo que (visto con sensatez) puede aspirar.

David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...




