La perspectiva del buen periodista

Los periodistas Javier Espinosa, de El Mundo, y Ricard García Vilanova, free-lance, fueron secuestrados hace once semanas en Siria, según anunció ayer su familia. Se unen así a Marc Marginedas, el reportero de El Periódico de Cataluña, que fue también capturado en el mismo país hace tres meses. Las familias de Espinosa y García Vilanova mantuvieron silencio hasta ahora con la esperanza de poder negociar con los secuestradores pero, ante la paralización de los contactos, han optado por hablar y pedir la solidaridad, primero de los propios sirios, y después de toda la comunidad internacional. La compañera de Javier Espinosa, Mónica García Prieto, ella misma periodista especializada en esa zona, recordó ayer que Javier y sus compañeros se encontraban en esa peligrosa área para dar testimonio del sufrimiento de la población civil siria. Es decir para cumplir con la más importante de las tareas de un periodista; relatar lo que ve. Dar testimonio ha sido siempre, y seguramente seguirá siéndolo, la función básica de este oficio. Ya sabemos que los seres humanos son capaces de cometer las más espantosas barbaridades y que las peores se cometen cuando nadie observa, nadie fotografía o nadie relata lo que ocurre. Cuando nadie lo hace con la mirada del buen periodista, es decir la que antepone a todo la mejor de las perspectivas posibles, la de los seres humanos de carne y hueso, que sufren. Ojalá vuelvan pronto