¿Trucar la realidad para subrayar el drama?

La imagen de Marwan, un niño sirio de cuatro años que atravesaba la frontera con Jordania solo, agotado y con una bolsa de plástico en su mano, dio la vuelta al mundo. La difundió un fotógrafo colaborador de ACNUR, se coló en los medios y se hizo viral en la red. Después el fotógrafo tuvo que aclarar que en realidad el pequeño viajaba junto a una columna de refugiados entre los que había otros niños y también se encontraba su familia. Sencillamente se había escogido un encuadre que subrayaba la crudeza de su situación. ¿Es legítimo? Lo lógico sería decir que no, que bastante dura es la situación real de Marwan como para reforzarla escogiendo un ángulo engañoso. Pero alguien podría defender que gracias a este intencionado zoom el mundo ha recordado con el fogonazo que ya son dos millones y medio los sirios que, como Marwan, han tenido que huir del régimen criminal de Al Assad. ¿No buscamos cada día los periodistas cerrar el encuadre para poner cara a tragedias globales? Lo hacemos. Pero la imagen de este niño habría requerido un pie de foto aclaratorio antes de ser difundida al mundo.