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Sociedad

"Vivir en la calle es un peligro, no tenía otra alternativa"

Joana, Luis y José son tres de los 852 usuarios de Mallorca que acogieron durante el año pasado las entidades sociales como Càritas o La Sapiència

Palma

Joana, Luis y José son tres de los 852 usuarios de Mallorca que acogieron durante el año pasado las entidades sociales como Càritas o La Sapiència porque tenían algo en común: la falta de una vivienda. Han llegado a vivir en la calle o incluso han querido quitarse la vida.

A sus 58 años, Joana Corpas Reas, que se presenta con los dos apellidos para visibilizar también a su madre, recibe una paga que roza los 700 euros. A raíz de un resfriado mal curado acabó en coma y al salir del hospital no tenía a dónde ir. Ahora está a la espera de tener una vivienda social, pero antes ha estado un año y medio en un albergue y en una habitación compartida.

Joana Corpas Real

La historia de José Luis comenzó a los 20 años, cuando le diagnosticaron esquizofrenia. Era camarero y no pudo continuar con su trabajo. Se acabó separando de su mujer. Comenzó a beber y se jugó todos sus ahorros. A día de hoy, y tras haber vivido en la calle y durante cuatro años en un albergue, reflexiona y da las gracias a todas las personas que se han preocupado para ayudarle.

José Luis

Una última voz, la de José Alemany. Se compara con una cigarra, y no como una hormiga. A sus 78 años cobra una pensión de unos 700 euros, tras haber vivido dos décadas en Mallorca y trabajando en la construcción y en la industria. Lamenta que como él hay personas mayores que en situación de vulnerabilidad y que no pueden permitirse pagar una vivienda. No ha llegado a vivir en la calle, pero asegura que ha habido momentos en los que quería acabar con todo.

José

Tres rostros que han querido visibilizar la situación de las personas sin hogar y agradecer la labor que prestan las entidades sociales de Mallorca, como Càritas o la fundación social La Sapiència.