El primer cura expulsado por la Iglesia española por pederasta, procesado por otro caso de abusos sexuales a una menor

Palma

El primer cura expulsado por la Iglesia por un caso de pederastia, el ex párroco de Can Picafort, Pere Barceló, ha sido procesado de nuevo por un presunto caso de abuso sexual cometido entre 2008 y 2010. El ex religioso ya fue condenado a seis años de cárcel tras admitir que violó más de una decena de veces a una niña de 10 años. Barceló salió de la cárcel el pasado mes de agosto después de cumplir la condena impuesta por la Audiencia Provincial de Palma.

Según ha adelantado Diario de Mallorca y ha confirmado la SER, el juzgado de instrucción número uno de Inca ha instruido durante cuatro años una investigación contra el exsacerdote. La víctima, que ahora es mayor de edad, relató en un denuncia presentada en 2018 serie de abusos sexuales cometidos presuntamente por el entonces cura cuando ella asistía a la catequesis en la parroquia entre 2008 y 2009. La jueza considera que hay indicios de delito en la actuación del excura y ha dictado un auto de procesamiento por un presunto caso de abusos sexuales. Barceló, a través de su abogado, ha recurrido el auto ante la Audiencia Provincial de Palma, que tendrá que decidir si refrenda el auto de la jueza de instrucción para llevar a juicio al cura.

Barceló fue el primer religioso de España que fue expulsado por la Iglesia por un caso de pederastia. En 2013 el Tribunal Eclesiástico de Mallorca le declaró culpable de gravísimos delitos sexuales después de que tres mujeres le acusaran ante un juez de haber abusado de ellas cuando eran menores. El Obispado de Mallorca le prohibió totalmente el ejercicio del sacerdocio, la pena máxima eclesial. Fue la primera expulsión de un sacerdote de la Iglesia por un caso de pederastia y ocurrió antes de que los hechos llegaran a juicio.

En 2016, la Audiencia Provincial de Palma acogió el proceso contra el exclérigo. Admitió que violó más de una decena de veces a una niña de 10 años que acudía a la parroquia a recibir la catequesis y a participar en actividades de verano. El excura reconoció que aprovechaba la confianza de la niña para abusar de ella en lugares como el coche o la sala común hasta forzarla a practicarle sexo oral en la habitación que tenía en la parroquia y aprovechando que el resto de los menores que participaban en las actividades estaban echando la siesta. Un joven que también acudía de forma regular a la parroquia sorprendió al clérigo forzando a la menor en un sofá de la casa cural.