La temperatura superficial del Mediterráneo subirá hasta casi cuatro grados para final de siglo
En el mejor de los casos, según datos de la Fundació Marilles, sería un crecimiento superior a un grado: "Hay una inercia que ya no podemos impedir, pero que hay que atenuar"
Palma
El agua de la superficie del mar Mediterráneo aumentará entre 1,2 y 3,6 grados para final de siglo. Son datos que aluden a la temperatura media y no a los picos que en determinados días de verano se pueden alcanzar y que, de hecho, se alcanzan. Se ha dado el caso, por ejemplo, de llegar a los 31 en aguas de Dragonera en agosto del año pasado. Es lo que determinan en la SER la Fundació Marilles y su responsable del Informe Mar Balear, Raquel Vaquer.
Sostiene que la horquilla es amplia, pero todo depende de los diferentes escenarios que pueden darse. En el mejor de los casos, "no podremos impedir que suba 1,2 grados, debido a la inercia de un planeta que se ha estado sobrecalentando en los últimos años, pero reduciríamos el ritmo".
Habla de un carácter especial del mar Mediterráneo, dada su condición de cuenca semicerrada, con salidas únicamente en Gibraltar y en Suez. "Esto implica que el agua se intercambie con más dificultad con el océano Atlántico y el mar Rojo y la contaminación permanece en él durante más tiempo". En términos de temperatura, provoca un calentamiento superior al de otras aguas.
De hecho, en el caso del mar Balear, "la temperatura de la superficie marina ha crecido 1,6 grados en los últimos 42 años, casi medio grado cada década, muy notable". Todo ello, en cuanto a temperatura media, pues, en ocasiones, se dan picos máximos de incluso cuatro grados de anomalía. Serían casos de olas de calor, las cuales han aumentado en los últimos años. "Más de la mitad de los días de los veranos de 2022 y 2023 han sido con olas de calor", ha apuntado.
Esta subida de la temperatura de la superficie del agua tiene diferentes repercusiones, pero si atendemos a las que se producen en el mar, tenemos que afectan a la biodiversidad marina. Vaquer ha señalado que dos problemas que se pueden dar son la proliferación de especies invasoras y, pone en ello el énfasis, "un aumento de la mortalidad de la posidonia que provocaría, en según qué aguas, su extinción dentro de 30 años".
Tiene claro Vaquer, la gran incidencia del efecto del cambio climático en este aumento progresivo de la temperatura de la superficie marina; concretamente con el aumento de la quema de combustibles fósiles. Algo que, por otra parte, está íntimamente relacionado con el transporte, cuya incidencia aumenta notablemente en verano con la llegada masiva de turistas vía mar o aire. "Reducir esa quema de combustibles fósiles sería una de las soluciones que ayudarían a combatir el problema", ha subrayado.